El sábado 19 de noviembre, moría Nahuel, con tan sólo ocho añitos de edad, en el Hospital Posadas, luego de ser bestialmente abusado, golpeado y violado. Le encontraron restos de metal en los intestinos; una infección interna se llevó su vida y su calvario.

 

Desde entonces comenzó un operativo de encubrimiento, durante el cual montaron una campaña de desprestigio para descargar la responsabilidad del hecho en la escuela, lo cual fracasó. Luego comenzaron las amenazas por parte de sectores vinculados al gobierno, anunciando que “iban a bajar, uno por uno, a quienes participaran de las movilizaciones”.

 

Sus padres hasta el momento no han presentado denuncia alguna, ni se hicieron presentes para reclamar justicia, a pesar de que el barrio viene realizando cortes de ruta y movilizaciones desde hace un mes.

 

Han sido los propios vecinos quienes realizaron la denuncia y están aportando testigos. Por otra parte, no se han realizado las pruebas de ADN, ni se ha investigado a personas del ámbito familiar.

 

Nahuel no es la primera víctima en Tres de Febrero, donde desaparecen las pruebas y los culpables nunca aparecen (los casos de Maxi, “Yiyi”, etc.). Tampoco son los primeros casos de este régimen: María Soledad en Catamarca, Leila en Santiago, los crímenes de Cipolletti, Cromañón, etc., son la espantosa expresión de la explotación capitalista, completamente compatibles con los gobernantes corruptos y sátrapas depravados a los que otra vez “se les fue la mano”.

 

Nuestros pibes están en riesgo, los degenerados están sueltos por el barrio y en nuestro municipio; debemos exigir al Consejo Deliberante de Tres de Febrero el repudio y el esclarecimiento del crimen perpetrado.

 

El crimen de Nahuel tiene implicancias políticas muy profundas, por eso debemos impulsar una profunda movilización de carácter político para terminar con el encubrimiento y los encubridores.