Lousteau o los naipes marcados de la elección de medio término


La renuncia de Martín Lousteau a la embajada argentina en Estados Unidos, para bajar a “pelear” una candidatura en la Ciudad de Buenos Aires, es otra expresión de la crisis de la precaria coalición que sostiene a Macri. Pero, al mismo tiempo, delata el campo de maniobras que caracteriza a los preparativos de las elecciones de medio término.


 


Lousteau se va de la embajada yanqui después de haber firmado un voluminoso petitorio de compra de armas en desuso en favor del Ejército argentino, una operación tramitada en 2016 con un diputado del partido demócrata, que es un reconocido lobbysta de la industria bélica de aquel país. Lousteau se había jugado, precisamente, en favor de la victoria de los demócratas en las presidenciales del Norte. Pero este episodio turbio, del cual el embajador intentó desmarcarse, sólo sería la puntada final de su renuncia. Lousteau se fuga de Washington cuando el gobierno que representa continúa varado en la recesión económica, y las huelgas y manifestaciones inundan, con particular fuerza, la Ciudad donde pretende ser candidato. La capital del país volvió a tener, en este marzo de 2017, una huelga docente después de ocho años.


 


Lousteau, sin embargo, no viene a embanderarse con los docentes agredidos ni con un pueblo porteño golpeado por el peso de los impuestazos y tarifazos, que no han resuelto, sin embargo, los cortes de luz. Su renuncia, por el contrario, es una extorsión final al macrismo para que éste lo habilite a competir en una interna común en la Ciudad -en otras palabras, constituir Cambiemos en la Capital. Lousteau desafía al macrismo para ser candidato del macrismo. Si el PRO rechaza el ultimátum, el ex embajador, apoyado por la UCR y el partido “socialista”, irá por cuerda separada. Esa lista, a su turno, consagrará diputados y legisladores que buscarán prolongar el régimen de “coalición a la carta” que caracteriza tanto al gobierno de Macri como al de Rodríguez Larreta en la Ciudad. En el Congreso, los socios radicales de Lousteau le han votado al gobierno -que es su gobierno- más de cien leyes de ajuste y colonización económica a lo largo de 2016. En la Legislatura porteña, los que ingresaron con Lousteau se asociaron al macrismo en la privatización de más de 200 hectáreas de tierras públicas en el último año.


 


La presentación de Lousteau, en definitiva, pone de manifiesto la “crisis de gobernabilidad” que atraviesa a Cambiemos, en medio del empantanamiento económico y del progreso de la insatisfacción popular. Los discípulos de Durán Barba pretenden resolverla con mano dura y candidatos propios. Sus socios políticos -como Lousteau, Sanz o Carrió- ofrecen sus candidaturas a cambio de que Cambiemos actúe como una “real” coalición política, en el Parlamento y en el gabinete nacional. Más lejos de ellos, y detrás del reclamo de “corregir” la política económica, los Massa y el pejota-kirchnerismo se anotan en la misma orientación estratégica.


 


El ‘opo-oficialista’ Lousteau le ha asestado un golpe al macrismo, pero para hacerle ver que puede concurrir en su socorro. Es necesario poner de manifiesto el papel de quienes se servirán de la demagogia electoral para llevar a “chapa y pintura” a la desgastada coalición del ajuste.