Lula estrenó su “new look” en Argentina rehuyendo todo contacto popular. Los Duhalde, los Ibarra, los grandes capitalistas, fueron sus contactos principales. Pero el objetivo principal de la visita no por eso quedó disimulado, y no tiene nada que ver, por supuesto, con el Mercosur. Tiene que ver con la necesidad de rescatar el plan político de Duhalde del naufragio, convocando al centroizquierda argentino a empeñarse a fondo en las elecciones convocadas ahora para abril. Es obvio que el imperialismo considera un logro estratégico haber logrado asimilar sin choques ni crisis la victoria del PT en Brasil (y de Gutiérrez en Ecuador), es decir, haber incorporado a la pequeña burguesía democratizante y antiglobalización a la órbita del imperialismo. Esta incorporación no sólo vale para los planes del FMI o para la privatización de las jubilaciones: el gobierno electo del PT ya se ha pronunciado a favor de la guerra contra Irak en los términos de las Naciones Unidas. Es por esto que, de conjunto, el imperialismo cuenta ahora con nuevos y mayores recursos para enfrentar a las masas a partir de esta asimilación sin atenuantes del centroizquierda a la estrategia del capital financiero internacional y sus Estados.