Macri, el erradicador

Uun plebiscito” sobre la “urbanización de las villas”:  eso es lo que ha salido a proponer Mauricio Macri. Los vecinos tendrían que decidir si esa urbanización se realiza a costa de “aumentar impuestos o de no hacer otras obras” (La Nación, 8/6). Seguramente no habrá tal plebiscito, pero tampoco ninguna urbanización de villas. Con las “alternativas” que propone, Macri apunta a la erradicación.

A Macri no se le ocurre consultar sobre la ejecución de los megaproyectos inmobiliarios que aumentarán la contaminación urbana y el caos vehicular, y que encarecerán la vivienda y el suelo. El jefe de gobierno ya ha resuelto su política: está liquidando el Instituto de Vivienda de la Ciudad, incluyendo los escasísimos programas o recursos destinados a las villas. Esa actividad ha sido derivada hacia la Corporación Buenos Aires Sur, cuyo propósito es reasignar las tierras que ocupan los barrios precarios a los emprendedores inmobiliarios.

Macri está usando la cuestión villera como cortina de humo de una crisis presupuestaria y política. Ocurre que el jefe del PRO no consigue llevar adelante la operación de endeudamiento que sustenta los megaproyectos. En su defecto, el macrismo se ha largado a una gigantesca subejecución presupuestaria. Para el legislador kirchnerista Olmos, “entre la subejecución y la suba de la recaudación podrían hacerse muchas obras” (La Nación, 9/6).

Los “K” le proponen a Mauricio que haga lo que viene haciendo: o sea, constituir un “fondo de inversión” a costa del frío en las escuelas, del abandono de los hospitales y de la liquidación de toda perspectiva de vivienda popular.

Macri está “des-haciendo” Buenos Aires.