Políticas

13/3/2017

Macri encubre la responsabilidad estatal en los hechos de Olavarría

"Cumplir las normas"

@tomaseps


Mauricio Macri buscó en unas pocas y cínicas palabras encubrir la responsabilidad estatal en los hechos de Olavarría, cuando dos personas murieron y otras tantas resultaron gravemente lesionadas en el recital del Indio Solari. Lo hizo en el marco de una entrevista en América TV con Luis Majul con numerosas declaraciones contra la población trabajadora (como el ataque a las genuinas medidas de lucha de los docentes contra las paritarias de miseria).


 


A renglón seguido de las condolencias, el presidente sostuvo que “tiene que ver con que entendamos este cambio que hemos emprendido, este cambio cultural, que cuando hay normas, y dicen ´tanta gente puede entrar a un lugar´… por ahí son antipáticas, ¿no? Muchas cosas a veces resultan antipáticas. Porque si no, ‘¡¿cómo?! Si mucha más gente quiere ir, en vez de 200.000 parece que 300.000’ Pero esto es lo que pasa cuando uno pasa por arriba de las normas” y afirmó que “lo contrario puede terminar en tragedia como terminó ayer”.


 


¿Quién ese ‘uno’ al que le tira las ojeras Macri? La ambigüedad deliberada del presidente permite incluso suponer un ataque contra los asistentes al recital.


 


Macri no dice las cosas como son: estamos frente a otro Cromañon donde el estado municipal y empresarios hacen prevalecer el lucro capitalista por sobre la seguridad del público y artistas.


 


El presidente no puede ir tras las responsabilidades de los hechos, porque –como le sucedía a Edipo en la tragedia– se encontraría consigo mismo. Allí está su fuerza política, Cambiemos, a través del intendente Ezequiel Galli, quien permitió la sobreocupación del estadio, estuvo detrás de “la absoluta ausencia de defensa civil, seguridad municipal y asistencia médica fuera del predio” –como hizo constar una asistente (Página12, 13/3)–, lucró por la vía del alquiler de puestos a vecinos (en contraste con la cifra irrisoria que se le cobró a la empresa organizadora) y permitió sin mayores acciones el desenvolvimiento del evento, cuando –en sus propias palabras– ya se veía el descalabro 24 horas antes (La Nación, 13/3).


 


Pero además, recordemos el caso de Time Warp. Las muertes en aquella fiesta electrónica pusieron en evidencia la complicidad del Estado y sus fuerzas de seguridad con las mafias del espectáculo y los narcotraficantes. Junto a Rodríguez Larreta, el asunto puso en la picota al ex presidente de Boca, que como jefe de Gobierno había convalidado la entrega de aquellos terrenos –originalmente cedidos a la Ciudad para que fueran espacios verdes públicos– a capitalistas privados, desconociendo los fallos en contrario. 


 


Por lo demás, el llamado a “cumplir las normas” por parte del jefe de Estado enredado en los Panamá Papers ("yo ni sabía que era el director" de una empresa offshore, le dijo a Majul), el beneficio del blanqueo a sus familiares, Avianca y el monumental desfalco de Correo Argentino, muestra que el empresario tiene cara de granito.