Políticas

25/9/2008|1056

Macri viene por el hospital público

Ya fueron conocidas las primeras medidas del gobierno Macri en materia de hospitales públicos, como el cierre del Borda, del Moyano y de los Talleres Protegidos; la unificación del Muñiz, del Instituto María Ferrer y del Udaondo en un solo predio, liberando un corredor de terrenos valiosos en la zona sur; la construcción de una torre para reemplazar al hospital Rivadavia.

A estas medidas ahora se agregan las siguientes: 1) se ha anunciado que el gobierno constituirá fondos de financiamiento para hospitales (y escuelas), sobre la base de aportes estatales y de particulares; 2) Macri presentó una ley sobre optimización de la facturación y el cobro de prestaciones a obras sociales, seguros y otros “clientes” de los hospitales públicos; 3) está en marcha la remodelación del hall de los hospitales de la ciudad, mientras no ponen un peso para nombramientos, sueldos e insumos.

Todos estos elementos configuran una ecuación que apunta a la transformación de los hospitales de la ciudad en prestadores semi-privados de salud.

La reforma de salud de Macri tiene objetivos precisos: eliminar progresivamente el presupuesto estatal de salud, traspasar grandes y costosos terrenos a la especulación inmobiliaria y el arancelamiento integral de las prestaciones.

Todo se vende y todo se cobra.

A los municipios del conurbano y a las provincias la atención de sus ciudadanos, a las obras sociales y seguros las de sus beneficiarios, como al Pami en la actualidad. Y finalmente, al ciudadano porteño sin cobertura social también, mediante un seguro de salud que cubrirá un menú rígido de prestaciones mínimas: “si quiere más ¡pague!”.

El producto de la venta resarcirá a los inversionistas de los fondos de financiamiento y se introducirán premios y castigos a los servicios según su productividad. Una sana competencia entre trabajadores es el mejor remedio contra actividades gremiales y descontentos.
Transformar la salud pública en una fuente privatizada de beneficio capitalista y retirar la participación del Estado, es una vieja y estratégica aspiración capitalista, plasmada en los planes del Banco Mundial, que inspiró las políticas de todos los gobiernos patronales desde la dictadura a esta parte, fueran ellos “neoliberales” o centroizquierdistas.

Ahora Macri va por el remate. Una vez más, la movilización de los trabajadores de la salud es la destinada a enterrar estos planes.