Políticas

20/7/2006|955

Manifiesto del Segundo Congreso Provincial del Partido Obrero

Partido Obrero de Salta

1. Las dos caras de la provincia


La vida de los salteños confronta un contraste brutal porque los negocios capitalistas progresan sin límites, mientras la mayoría del pueblo sigue en las condiciones de miseria social profundizadas en las últimas décadas. O incluso peor.


Los patrones del azúcar se han reforzado, se han entrelazado con pulpos internacionales, ya no le tienen ‘miedo’ a la competencia brasileña. Pero pagan salarios que no cubren la canasta de pobreza y han multiplicado la explotación del trabajo infantil.


Los latifundistas sojeros y ganaderos han extendido la frontera agrícola. Para ello acaparan a precio de remate las tierras fiscales, expulsan en masa a los campesinos y aborígenes, y no vacilan en desertificar el suelo salteño.


El negocio del turismo (hotelería y servicios) no para de acumular ganancias. Sin embargo, continúa siendo la actividad más subsidiada por el gobierno. Tampoco redunda en un mayor acceso de los trabajadores al tiempo libre.


La capacidad instalada de la industria de la construcción se encuentra cercana a la saturación, pero sus obreros se encuentran en negro y están entre los peores pagos.


La enorme suba de los precios del petróleo ha convertido a esta rama en la que ha obtenido los mayores lucros, incluso financiando inversiones en el exterior. Al mismo tiempo, ha agotado las reservas comprobadas, creado una crisis energética y colocado al país ante la necesidad de importar el combustible en muy poco tiempo.


En este marco, se han reforzado los negocios financieros.


El Banco Macro ha usurpado la función de agente financiero del gobierno y sacado de ello enormes ganancias. Se ha convertido en la caja que financia el acaparamiento de la provincia en pocas manos. Ahora que el gobierno de Romero logró liquidar a los pequeños matarifes, el Frigorífico Bermejo, manejado por Macro, pasó a dominar el mercado salteño y ha logrado que le otorguen una participación en la exportación de cortes caros a Europa con la cuota Hilton.


2. La caja de Romero


Los ingresos fiscales han crecido como nunca, pero no van a salarios, salud o educación, ni a la infraestructura social o ambiental básica que necesitan los trabajadores. Se derrocha en subsidios de todo tipo a los capitalistas y en el pago de la deuda pública creada como consecuencia de subsidios pasados.


Más de cien millones fueron a Saeta para rescatar un negocio privado en el transporte colectivo, que de ningún modo ha atenuado los problemas de transporte de la población.


Lo mismo ocurre ahora con la Aerolínea Andes o con la empresa Plumada, y muchas otras beneficiarias de millones de pesos en crédito fiscal y exención de impuestos.


El poder adquisitivo de los salarios estatales, sin embargo, es todavía un 30% menor al de 2001. El Estado funciona con varios miles de compañeros de los ‘planes’, sin derechos ni salario, desde hace más de cinco años, que cubren los puestos que debieran retribuirse con salarios de convenio.


3. Confiscación y explotación


La reactivación de los negocios se asienta, en consecuencia, más allá de un cambio de breve alcance en el comercio mundial, sobre una enorme confiscación de la fuerza de trabajo en beneficio del capital. Las bancarrotas económicas (desde el ‘rodrigazo’ de 1975, la hiper de marzo del ’76, la devaluación de 1982, la hiper de 1989 y 1990, el ‘tequila’ de 1995, la bancarrota de 2001) han sido otros tantos ‘golpes de mercado’, propinados por los grandes capitalistas y banqueros, destinados a reducir el valor de la fuerza de trabajo en todas sus formas —no solamente el salario directo sino también la jubilación y los derechos de salud, habitación y educación.


El gobierno romerista, a pesar del ‘boom’, está descapitalizando a la provincia y ya hay señales de desfinanciamiento; 40 municipios se encuentran en bancarrota como consecuencia de sus elevadas deudas en dólares.


Los gobiernos de la Nación y las provincias cumplen la función de asegurar la permanencia de estas nuevas condiciones de explotación social, por un lado, y de lucro económico, por el otro. De este modo nos llevan a nuevos estallidos.


4. El agotamiento del régimen romerista


Los capitalistas han revertido la bancarrota de 2001 y han fortalecido su dominación. Pero no han resuelto ninguno de los problemas que llevaron a la bancarrota y al Argentinazo. El intento de superar la crisis manteniendo las viejas bases sociales nos conduce a una nueva crisis. Atravesamos un período de transición.


Las peleas en el romerismo y entre los renovadores se han acentuado. En uno y otro se mueven fracciones que buscan los ‘favores’ del gobierno nacional para ganar la carrera de la sucesión a Romero. Se pelean como buitres por las nuevas ganancias. Kirchner y Romero no cesan en sus demostraciones de ‘entendimiento’. Ahí tenemos el apoyo del gobierno nacional a las nuevas licitaciones petroleras, los aportes de presupuesto que otorga a Romero, la cesión de una parte de la cuota Hilton a un banquero con acceso a Kirchner y a Romero. El apoyo de la secretaría de Derechos Humanos de Nación a la infame maniobra de Romero con la conmemoración de Palomitas, demuestra que este entrelazamiento no reconoce ni barreras morales.


La integración del kirchnerismo provincial a la camarilla y a los negocios del romerismo condena su pretensión de ser una alternativa para el pueblo de la provincia. No los une ni siquiera el espanto, sino solamente el afán de meter la mano en la misma lata. La aparición de Lavagna como un opositor de última hora al gobierno nacional podría determinar algunos realineamientos en la provincia. En cualquier caso, sin embargo, estaremos en presencia de agendas de gobierno capitalistas y de luchas de camarillas.


5. Crece el descontento popular


La reactivación económica no ha atenuado el descontento social, lo ha agudizado. Se refleja en la lucha decidida de muchos trabajadores de la provincia; en primer lugar, los maestros, y en la lucha de la juventud contra los atropellos represivos. Las movilizaciones crecen en los hospitales, por salarios y contra la asfixia presupuestaria. Los jubilados reclaman el 82% y la movilidad, que se incumple desde 1995. En la provincia hay tarifazos de agua y de electricidad. La lucha contra las confiscaciones de Aguas de Salta prosigue. Ha comenzado la pelea contra el robo de los archivos históricos. Los trabajadores de los ‘planes’ que trabajan para la provincia han llamado a una asamblea provincial y a preparar una huelga indefinida —por un salario de convenio y la atención previsional y sanitaria. En Orán hay en curso una enorme lucha contra la superexplotación del Tabacal; la corrupción municipal, por las reivindicaciones de los trabajadores municipales, por el cese de la explotación infantil. Los jóvenes se movilizan contra las razzias y contra el intento de declarar el estado de sitio a la noche salteña, por parte de un gobierno que alienta todo lo que tiene que ver con el juego y la red de negocios vinculados al juego. Los que no están presentes en esta cita son las burocracias sindicales, completamente atadas a la camarilla de Romero. La completa parálisis en que ha entrado ATE docentes y la CTA, abandonando por completo la lucha de los maestros, es una demostración de la vigencia de un pacto entre Kirchner y Romero, y del acuerdo de establecer una ‘tregua’ con la camarilla de gobierno hasta que se defina la sucesión de Romero.


6. Alternativas truchas, la misma agenda patronal


Las alternativas a la sucesión de Romero se han criado dentro de la propia camarilla romerista. Gran parte de las peleas en el justicialismo y en el partido Renovador refleja el trabajo de ‘borocotización’ del gobierno nacional, lo que no sólo ocurre en Salta. La vieja política se despedaza en función de sus enormes apetitos. Son alternativas truchas, parten del mismo tronco y tienen la misma agenda de gobierno: servir al gran capital.


El ‘progresismo’ salteño ha fracasado en su tentativa de ser la expresión del descontento popular. Barrios de Pie o Libres del Sur, como antes Unidos por Salta, no son otra cosa que una tentativa de explotación del descontento popular para sus propias intereses de camarilla y son, por sobre todo, tentativas de desviar el descontento popular de una evolución independiente, luchadora y socialista.


La ‘sucesión’ se discute en el marco del acuerdo aún vigente entre Romero y Kirchner.


Por eso denunciamos cualquier tentativa de polarización electoral, en 2007, entre cualquiera de las camarillas de los partidos Justicialista, Renovador y De la Victoria. Representan intereses capitalistas, a veces enfrentados, pero de la misma naturaleza explotadora y acaparadora. Luchamos por una nueva polarización.


7. Un programa de trabajadores


Proponemos una polarización obrera y socialista contra los partidos y la política patronales.


Por eso, el Segundo Congreso Provincial del PO convoca a discutir un programa de conjunto para enfrentar a todas las viejas camarillas capitalistas. Convocamos a reunirnos, organizar asambleas, desarrollar plenarios y formar comisiones de trabajo, para producir un programa que sea el resultado de una amplia deliberación política popular. Se trata de que nos demos un programa que asocie la lucha cotidiana por cada una de las reivindicaciones a la lucha por una reorganización social en su conjunto.


Al acaparamiento del Estado por los capitalistas, oponemos el gobierno de los que viven de su trabajo.


Al gobierno de la vieja camarilla romerista o a sus variantes de relevo, oponemos una alternativa de los de abajo, una alternativa obrera y socialista.


Convocamos al pueblo a unirnos en torno de un programa propio y pasar de largo todas la variantes capitalistas.


Con nuestro programa vamos a contraponer, ciudad por ciudad, nuestra alternativa a la política de los grandes contratistas que viven del presupuesto municipal.


Oponemos el uso social del suelo urbano al dominio de los especuladores inmobiliarios, que convierten en quimera el acceso a la vivienda y a los servicios básicos a la mayoría del pueblo.


Confrontaremos con el dominio de las camarillas que sostienen el trabajo en negro y los salarios de miseria.


Impulsamos una campaña para impedir las licitaciones petroleras de Romero-Kirchner, que acabarán con las reservas, y por la nacionalización sin pago del petróleo, para que sea administrado por el Estado bajo el control de los trabajadores.


Vayamos por más


El Segundo Congreso Provincial del PO ha constatado un progreso de la influencia política del partido y de sus bancadas parlamentarias.


Nuestra intervención en Orán, con motivo de las denuncias de explotación infantil en el ingenio Tabacal, la acción frente a la corruptela de Barberá y la lucha de los trabajadores municipales, contó con nuestro protagonismo desde el Concejo. Lo mismo podemos decir de la organización y de la huelga de los ‘jefes y jefas’ en Capital, hace pocos días, para incorporarse a las plantas de sus trabajos, y de los compañeros del estacionamiento medido.


Otro ejemplo es la campaña en los Concejos por la Nacionalización sin pago del petróleo y el control obrero —que prepara políticamente la lucha práctica contra las nuevas licitaciones de áreas. Una intervención de las mismas características se va dando contra el engendro de la segunda Ley federal de educación, de Filmus —Altube—.


Una parte del pueblo comprende que el viejo régimen que busca una nueva oportunidad sigue siendo el mismo, podrido, viejo régimen; y también que nuestra representación política es la expresión de un proceso popular y tiene la capacidad de dar una organización y una perspectiva a las inquietudes populares.


Los militantes del PO le decimos al pueblo que la presencia parlamentaria es valiosa cuando está al servicio de la organización y de la lucha, que son los únicos medios para imponer la satisfacción de las reivindicaciones populares. La función de un parlamentario del PO no es solamente la de hacer, en la Legislatura o en los Concejos, un mejor uso de la bancada que el que hacen los representantes de los intereses capitalistas, y por sobre todo un uso honesto, sino que su función es, por sobre todo, valerse de esta herramienta conquistada con el voto popular para reforzar la acción que emprenden los trabajadores y despertar la atención de todo el pueblo hacia ella. No es sólo denunciar los atropellos del poder, ante todas las clases que viven de su trabajo, sino estimular su acción unificada para poner fin a estos atropellos. La representación política no sustituye la acción popular, como lo pretende la doctrina constitucional de la clase capitalista, sino que debe ser un incentivo a la lucha popular.


Convocamos a desarrollar una nueva alternativa en la provincia, una alternativa de los de abajo, una alternativa de los trabajadores, una alternativa socialista.