Políticas

28/2/2002|743

Marcha Nacional

La Asamblea Nacional Piquetera de hace diez días, a cielo abierto, constituyó un marco deliberativo extraordinario, que puso en ridículo al más pretencioso parlamento burgués. No fueron necesarias más de dos sesiones para que expresaran su opinión centenares de delegados y para que se llegara a decisiones ejecutivas. Si el debate puso de manifiesto la diversidad política de la Asamblea, la adopción de un plan de lucha puso de relieve su homogeneidad. El charlatanerismo se embretó en su impotencia, en parte durante las deliberaciones, en parte cuando llegó el turno de la acción.


El Bloque Piquetero salió por tres veces consecutivas a bloquear las destilerías y sedes de los pulpos petroleros, para dejar en claro que la salida a la desocupación pasa por el reparto de las horas trabajo, lo que en definitiva plantea poner en marcha las fábricas, sea que se encuentren cerradas, o funcionando a medio tiempo o a tiempo completo, bajo la dirección de los trabajadores. Que hay que reducir en todos lados las horas prolongadas de trabajo para crear uno o dos turnos adicionales.


La incapacidad del capital para resolver la cuestión del trabajo, así como su resistencia a las soluciones obreras, plantea la dirección política y económica de la clase obrera como prioritaria tarea nacional.


Mientras este programa se hacía oír desde el sur, en Comodoro Rivadavia y Neuquén, hasta el norte, en Salta y Chaco, así como en Berisso, San Lorenzo, Dock Sud y Capital, Duhalde declaraba que no tenía condiciones para pagar los salarios del Estado y las patronales reclamaban facilidades para despedir más trabajadores.


El país se enteraba, mientras tanto, de que el Central ya había entregado 3.000 millones de dólares a los quebrados banqueros del Galicia, los cuales se encuentran recorriendo el extranjero para ofrecerse al mejor postor. La “reestructuración” en ciernes, prevé el despido de miles de bancarios.


La ocupación de los bancos por los bancarios se encuentra a la orden del día. Como ha ocurrido en Brukman, Zanón, los talleres ferroviarios. Como se plantea en Gatic, Alpargatas, los talleres gráficos.


Los despidos crecientes, junto con la carestía, abonan el terreno para la huelga general.


¿Qué alternativa representan, frente al planteo del Bloque Piquetero y a las demandas de toda la situación nacional, los “consejos consultivos de crisis” o los “consejos de gestión y participación”, comandados por los corrompidos burócratas del Estado quebrado, bajo cuyo paraguas D´Elía, la CCC, el Ari, el Frenapo y la CTA quieren poner a las asambleas piqueteras y populares?


¿Son estos repodridísimos “consejos”, el “gobierno de unidad popular” que se fatiga en inventar el PCR?


D´Elía, que denuncia a los “trotskistas de derecha” porque él prefiere la concertación con la Iglesia, la ONU y el gobierno del Diálogo Argentino, es el mismo que el 19 de diciembre denunció que la rebelión popular estaba instrumentada por “la derecha” y que se valió del mismo argumento, luego, para correr atrás de Rodríguez Saá.


Un hombre que se repite tres veces (y otras más, en el medio) no improvisa ni se desboca; lo de él es un método.


A partir del 11 de marzo, hasta el 15, el Bloque Piquetero, el MIJD y los sindicatos combativos insistirán con el plan de lucha votado en la Asamblea Nacional, por medio de una Marcha Nacional de Trabajadores, que culminará en Plaza de Mayo.


Llamamos a todo el pueblo, y en especial a las Asambleas barriales, a apoyar la Marcha Piquetera con todo vigor. La única forma de quebrar la resistencia de este régimen es desarrollando la lucha de masas. Después de todo, se trata de un régimen que gobierna sólo porque tiene un vallado policial alrededor de la Casa de Gobierno y el sostén de los servicios de seguridad y la Gendarmería.


El domingo 17, tendrá lugar la Asamblea de las Asambleas, que reunirá a todas las Asambleas Populares del país. La Asamblea Piquetera participará en ella seguramente en masa.


Se va conformando, de este modo, un polo político nacional, es decir capaz de arrastrar a una lucha de conjunto a la gran masa explotada del país.


Esta organización creciente de la clase obrera y de otros sectores populares explotados, contrasta con la desintegración del gobierno, tironeado cada vez más por una brutal pelea entre pulpos capitalistas y entre las distintas mafias del peronismo.


“Que se vayan todos”, ya es consigna nacional.


Por una Asamblea Constituyente libre y soberana. Por el desarrollo de las Asambleas nacionales piqueteras y populares, como órganos de una lucha de masa y de la huelga general.


17 de Marzo: Asamblea Nacional de Asambleas Populares