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17/11/2011|1203

Mariano Ferreyra en los Grammy Latinos

Calle 13 batió récords en la edición latinoamericana de la entrega de los premios Grammy que se celebró recientemente en Las Vegas, Estados Unidos.

Los boricuas ganaron en nueve de las 42 categorías, incluyendo “Mejor Album del Año”, “Canción del Año” y “Grabación del Año” -tres de las cuatro que no distinguen géneros musicales y que son considerados los galardones más codiciados.

“Esta noche triunfó la música”, declaró René. Los Grammy son organizados por la industria discográfica y están orientados por sus intereses comerciales. Calle 13 no hizo concesiones: en cada una de sus intervenciones, la banda aprovechó para apoyar las luchas estudiantiles, obreras y campesinas del continente y denunciar la censura de la que son objeto en las radios de muchos países (especialmente en Estados Unidos y en su Puerto Rico natal) delante de una audiencia de millones de personas que siguieron la ceremonia por televisión. Los Calle 13 se despacharon contra la “payola”, el pago de las disqueras a las emisoras para imponer la rotación de sus artistas/productos en las programaciones, en un discurso que fue abruptamente interrumpido por los organizadores. Su último disco (“Entren los que quieran”) arranca justamente con un mordaz desafío a su propia disquera, Sony.

En el punto más alto de la noche, cuando subieron al escenario para recibir el premio al mejor album, el cantante le dedicó expresamente el galardón a “Mariano Ferreyra, en Argentina -que yo sé que está ahí- y a la lucha obrera”. Su remera -usó varias en el transcurso de la noche, con distintas consignas- subrayaba que esa dedicatoria no tuvo nada de improvisado. Calle 13 tocó en el multitudinario festival organizado por la Fuba y el MUR (Músicos Unidos por el Rock) en Plaza de Mayo por el castigo a los responsables del crimen de Mariano, a un mes de su asesinato. Desde entonces, la banda abrazó con fuerza esa causa, presente en sus shows y declaraciones.

Los Calle 13 son artistas en pleno crecimiento, convocan multitudes y le han puesto la banda de sonido a la rebelión de la juventud obrera y estudiantil de Latinoamérica. Una banda de sonido que, por si fuera poco, además se baila.