Políticas

21/10/2016

Mariano Ferreyra: las mentiras de la fiscal Camaño

Calumnias de la ex funcionaria de Garré contra el Partido Obrero.


“La gente del Partido Obrero no colaboró mucho”, fueron las palabras con las que comenzó su diatriba contra el PO la fiscal Cristina Camaño en el programa El caballero de la noche, por radio Del Plata, el día que se cumplían seis años del asesinato de Ferreyra. Camaño fue la fiscal que investigó el crimen de Mariano Ferreyra en una primera instancia, hasta que la jueza Wilma López la desplazó de la tarea y la tomó a su cargo, debido a la airada protesta de los dirigentes del PO por la escalada de ataques de la funcionaria contra nuestra organziación. Su encono contra el PO se mostró de manera abierta ni bien ocurrido el crimen, en sintonía con los ataques del gobierno y sus alcahuetes contra el partido de Mariano.


La militante kirchnerista –luego funcionaria del ministerio que dirigía Garré, la impulsora del espionaje ilegal sobre las organizaciones obreras llamado Proyecto X– retomó sus mentiras seis años después. Camaño respondía con infamias a las preguntas del periodista acerca de si había reconocido dificultades en la investigación.


“El Partido Obrero no quería venir a declarar, un colaborador me explicaba: son de izquierda, no creen en la Justicia”, dijo, en una tergiversación de los planteos del PO, que apenas ocurrido el ataque criminal de la patota de José Pedraza (modelo de “sindicalismo que construye”, en palabras de CFK) el PO puso todas sus energías y recursos para que los culpables del crimen fueran presos. El asunto no es si el PO “cree” o “no cree” en la Justicia. La investigación de Camaño se detuvo en el umbral de las responsabilidades políticas y empresariales, las cuales dejó deliberadamente afuera de la pesquisa. Las responsabilidades de Aníbal Fernández por la “zona liberada” de Barracas, el “asesoramiento” del ministro Tomada a su “José querido”, los “permisos gremiales” que la empresa puso a disposición de la burocracia para que reclutara a su patota en los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada, los enjuagues con fondos públicos de empresarios, funcionarios de la secretaría de Transporte y Pedraza, entre tantos otros, quedaron afuera de “su” investigación. ¡Los negociados de Pedraza siguen impunes!


“Los abogados del PO eran bastante insufribles, todo el tiempo obstaculizaban”, agregó Camaño a su lista de calumnias. El equipo legal del Partido Obrero impulsó hacia adelante la querella contra los miembros de la patota y los sindicalistas que fueron autores intelectuales del crimen, contra los funcionarios y los empresarios que fueron cómplices con una rigurosidad sin fisuras. Su aporte a la causa es una de las razones por la que se llegó a condenar a los asesinos. Si la ex funcionaria Camaño, en vez de despotricar contra nuestras abogadas hubiera atendido sus denuncias, podría haber detectado el vaciamiento ferroviario que se estaba ejecutando bajo sus narices y evitado la masacre de Once.


Apenas ocurrido el asesinato de Mariano Ferreyra, a las pocas horas, el PO reunió a los militantes que habían participado de la movilización en Barracas para recabar toda la información posible y aportarla a la Justicia. La fiscal tuvo que admitir durante la entrevista, a pesar de que contradiga sus diatribas, que con “con todos los videos de los teléfonos de los chicos del Partido Obrero pudimos armar la historia de lo que ocurrió”. ¿Pero no era que el PO se negaba a colaborar con la justicia? Los militantes del PO, que acababan de ser baleados por las huestes del “sindicalismo que construye” de las Cristinas Camaño y Fernández, estuvieron a disposición de la Justicia desde el minuto cero. Nuestros compañeros de los talleres de Escalada aportaron sus testimonios, a pesar de tener que convivir forzadamente con los patoteros. La jefa de Camaño, Nilda Garré, ordenó la judicialización de los compañeros ferroviarios de Mariano invocando pruebas inexistentes, mientras el gobierno kirchnerista negaba a los tercerizados su pase a planta permanente. Las diatribas de Camaño retratan una miseria personal y política realmente profunda.


“El gobierno nos mandó un testigo clave, no era ferroviario y acompañó con su testimonio la causa. Es un testigo con el que sigo teniendo contacto, con quien tengo afecto, una gran persona con mucha valentía”. Así se refiere Camaño al testigo Alejandro Benítez. El “testigo de Néstor”, como suelen llamarlo los camporistas –que no asomaron las narices por las movilizaciones sino hasta el día de la sentencia– formaba parte de la patota que atacó a los tercerizados del ferrocarril y acabó con la vida de Mariano Ferreyra. Llegó a la causa de la mano de un puntero peronista de la zona sur y era uno de los matones a sueldo habituales de la banda de Pablo Díaz. Frecuentaba el gimnasio de box que funcionaba en el subsuelo de Constitución, sindicado como un antro criminal y de ostentación de “fierros”.


Benítez formaba parte de los círculos políticos del pejotismo y la burocracia del mismo modo que Cristian Favale, fotografiado en las peñas políticas de Amado Boudou. Antes de los testimonios de Benítez, Favale había sido señalado como uno de los tiradores por al menos dos denuncias anónimas recibidas en el 911. Estaba jugado. El “testigo de Néstor” apareció cuando era evidente el fracaso de la tentativa oficial de igualar en un “enfrentamiento” a víctimas y victimarios. El mismo día del crimen de Mariano, los dirigentes del PO solicitaron formalmente una entrevista con la presidenta, que ésta rechazó.


¿Es necesario recordarle a la calumniadora oficial que Pedraza era un aliado estratégico del gobierno K, al igual que “Caballo” Suárez y Gerardo “Batallón 601” Martínez, y que seguía siendo invitado a los actos oficiales después del crimen? ¿Ignora que Pedraza operaba a través de un agente de inteligencia –inscripto como “personal de Presidencia”– para coimear a los jueces de Casación que debían resolver las excarcelaciones de sus matones? ¿De qué habla Camaño? Por lo pronto, en la entrevista no abrió la boca sobre la “prisión domiciliaria” que Pedraza goza en una torre de Palermo chico, que sólo el PO y sus “insufribles” abogados denunciamos como impunidad.


Ninguna infamia podrá borrar la intervención fundamental del Partido Obrero, sus abogados y sus militantes en la condena de Pedraza y su afán por obtener justicia por el crimen de Mariano Ferreyra.


 


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