Tucumán fue parte de la marea que este 8A reclamó que el aborto legal sea ley. La ciudad amaneció teñida de verde por la acción de numerosos grupos de jóvenes durante la noche anterior. Tuvieron que enfrentar el accionar de la policía, que intentó amedrentarlos planteando que tenían orden de “impedir que se pegue nada verde”. En algunos casos se encargaban directamente de despegar los afiches. 

Durante la mañana del 8 se realizaron pañuelazos en numerosas escuelas e incluso colegios privados. En la Normal se hizo una sentada en el horario escolar y, a la salida, un pañuelazo junto a egresados. En las preuniversitarias Sarmiento y Bellas Artes, pese al paro universitario, se dieron cita en las escuelas. 

La vigilia prevista desde las 17 logró reunir cerca de 15.000 personas, superando en número a la vigilia del 13J. Fue convocada por las organizaciones de mujeres y la red de profesionales de la salud por la vida y el aborto legal y tuvo como principal protagonista a la juventud, que durante horas no dejó de agitar. De hecho la jornada se abrió cuando llegó una columna de 300 estudiantes que marchó junto a la comisión de Género de Adiunt desde el rectorado de la UNT. En el caso de la UNT, la juventud de las escuelas y colegios experimentales, su adhesión a la lucha por el aborto legal estuvo acompañadas en la última semana por asambleas masivas, algunas con más de 500 estudiantes, convocadas por la dirección de Adiunt, lo que reforzó deliberación y movilización juvenil. Numerosas artistas también fueron parte de la jornada.



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Los sectores de la iglesia amagaron con hacer una vigilia pero apenas pudieron reunir 200 personas frente a la Catedral. El domingo 5, los sectores pro aborto clandestino habían reunido una multitud considerable, aunque con la inestimable ayuda económica del Estado provincial, los municipios y comunas, como se reflejó en la presencia del gobernador, su vice, la mayoría de los legisladores, funcionarios, toda la plana mayor de Cambiemos y del partido de Ricardo Bussi, hijo de Antonio, el genocida que gobernó la provincia en los años 90. Por su parte, el ex gobernador Alperovich, quien estuvo desojando la margarita en relación a su voto, a último momento se pronunció en contra del aborto legal, para no desentonar con el statu quo pro clerical que gobierna la provincia y municipios. 

En este cuadro, la masiva convocatoria verde del 8A constituye una incipiente y auténtica rebelión contra el oscurantismo clerical y las autoridades.



Frente al camino recorrido, y más ahora, que el Senado ha puesto una traba a la conquista del aborto legal, es fundamental reforzar la organización y la acción independiente del Estado y de todos los partidos del clero que buscan golpear al poderoso movimiento de mujeres para ir a un ajuste y ataque en regla contra toda la clase trabajadora. 



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