Políticas

4/4/2002|748

Medicamentos: La “canasta” murió antes de nacer

Después de un mes de negociaciones con los monopolios farmacéuticos, el gobierno anunció finalmente la “canasta de medicamentos” con las 250 especialidades que retrotraerían sus precios al 31 de diciembre del año pasado.


A poco de andar, sin embargo, distintos especialistas denunciaron que los laboratorios no “habían puesto sus productos más representativos” ni tampoco “su presentación más frecuente” (Clarín, 21/3). También quedaron fuera “remedios de última generación”. Asociaciones de pacientes revelaron, por su parte, que la canasta no incluía “remedios esenciales destinados a enfrentar patologías graves”. Silvina Melitón, presidenta del Colegio Farmacéutico de La Plata, denunció que “no se trata de una lista de remedios esenciales, sino de una canasta de marcas (…): entre los productos medicinales acordados con los laboratorios, no existen drogas para enfermedades crónicas, como diabetes”. Es decir que la canasta fue armada no en función de las necesidades de la población, sino de los “clavos” comerciales de los laboratorios….


Pero la asociación de consumidores Adelco reveló algo todavía más grave: “Es insuficiente (que retrotraigan los precios a diciembre), ya que los precios de los medicamentos, durante la década de 1990, aumentaron un 100% en el caso de los remedios de receta y hasta un 150% los de venta libre”, ello, con salarios congelados y en baja. Una denuncia que impone abrir los libros de los laboratorios e investigar sus costos y sobreganancias, tal como lo planteó el Partido Obrero en la Legislatura de la Ciudad.


El gobierno de Duhalde, sin embargo, ni siquiera pudo poner en marcha esta ultralimitada “canasta”. Cuando los laboratorios acordaron su implementación, no quisieron fijar plazos de vigencia: “El acuerdo no tiene plazos *señaló Lopez Bernabó, presidente Cilfa*, depende de a cuánto se vaya el dólar” (Página/12, 20/3). Dicho y hecho, bastó que “saltara” a 3,50 y 4 pesos para que la canasta representara “más una lista de carencias que de soluciones” (BAE, 27/3).


Aumentazos


Mientras la “canasta” moría antes de nacer, el abastecimiento de remedios se debatía entre el más grave desabastecimiento y los aumentazos. La Confederación Farmacéutica reveló que “de las 12.000 farmacias adheridas que tenemos en el país, el 80 por ciento ya no atiende a las obras sociales” (Página/12, 27/3). Mientras tanto, centenares de farmacias cerraban sus puertas por falta de remedios esenciales. De la recorrida de funcionarios de la Administración Nacional de Medicamentos en “cinco de las principales distribuidoras de medicamentos”, surgió que “no existía falta de stock, salvo en una de ellas, pero allí la merma era de apenas un diez por ciento, lo que tampoco justificaba la situación que se está planteando” (ídem). Es decir que los medicamentos estaban siendo retenidos por estos pulpos comercializadores, ligados empresarialmente a los monopolios farmacéuticos. Pero “la hipotética aplicación de la Ley de Abastecimiento estaría a cargo del secretario de Defensa de la Competencia, Pablo Challú, un hombre que proviene de los laboratorios”, por lo que “no habrá medidas drásticas sino algún tipo de negociación” (ídem).


En efecto, algunas horas después los farmacéuticos anunciaban que “aparecieron los medicamentos con un aumento de 30 y 40%” (BAE, 27/3). Pero ese incremento corresponde “a un dólar de 2,20, por lo cual con el valor del cambio actual van a venir muchísimos más aumentos”. Carlos Villagra, de la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales, sostuvo que hasta el fin de la semana “van a seguir llegando listados hasta completar los aumentos de 12.000 productos. Los nuevos aumentos pulverizan la canasta de medicamentos” (Página/12, 27/3). Mientras tanto, Ginés García, ministro de Salud, no se mostraba sorprendido por los aumentazos, ya que “la devaluación tiene como efecto positivo la reactivación de la industria de insumos médicos” (BAE, 27/3). Para el titular de “salud”, el papel de los aumentazos es mejorar la “competitividad” de los capitalistas, que dolarizan sus precios aunque sus costos (salarios y deudas) se “pesifiquen”. Pero es ese mismo proceso el que torna inalcanzables los medicamentos para los trabajadores.


Duhalde y Ginés García negociaron con los laboratorios la “canasta” con 250 medicamentos “congelados”, otorgándole a cambio a los pulpos la libertad de precios en las restantes especialidades. La “canasta” no llegó a ponerse en marcha. Pero, en cambio, los precios de los medicamentos sí se han disparado. Un motivo más para echar al gobierno fundido y luchar por la estatización de los pulpos farmacéuticos bajo control obrero.


 


Emergencia sanitaria: Un plan de guerra contra la salud


Una semana después de haber decretado la “emergencia sanitaria”, el ministro Ginés Gonzalez García acaba de anunciar que el “mayor ahorro para las alicaídas arcas de las obras sociales pasará por la cobertura de los remedios”. El nuevo listado “reducirá de 4.000 a 300 las especialidades medicinales cubiertas. Y se tratará de recetas de drogas genéricas, sin referencias al nombre comercial”(El Cronista, 21/3). “La obra social cubrirá sólo un porcentaje del remedio más barato, según un listado de referencia que elaborará Salud”. Es decir que la cobertura excluirá de plano a los remedios de última generación (para los cuales, por definición, no existen genéricos). Pero aún muchos de los supuestos “genéricos” nomenclados serían meras copias, sin garantías de bioseguridad. Es decir que la “cháchara” sobre los “genéricos” ha servido para hacer pasar un planteo de racionamiento furioso en el plano de los remedios.


Pero la “emergencia” plantea también abaratar “los costos de internación”. Así, las obras sociales podrán incluso derivar pacientes a hospitales públicos. Es decir que no vacilarán en colapsar definitivamente a los hospitales. Es un plan de guerra contra la salud de la población explotada, que se completa con la carestía infernal de los medicamentos.