Políticas

6/7/1993|395

Méjico en cesación de pagos

Los economistas acaban de declarar que “México está ya en recesión” (Ámbito, 24/6). La afirmación es, con todo, un pálido reflejo de la realidad y construye, en verdad, una manera de desfi­gurar la verdadera bancarrota mejicana. La importancia del de­rrumbe azteca reside en sus dimensiones internacionales, toda vez que Méjico fue el modelo de tos planes que luego se aplicaran en la mayoría de los paisas lati­noamericanos.


Según la revista Business Week. Méjico atraviesa por una cesación de pagos interna. “El crecimiento económico se ha frenado y la carga del endeuda­miento está agobiando a consu­midores y comerciantes”. En verdad, la economía mejicana nunca tuvo un despegue ya que “el producto bruto nacional, que habla estado creciendo en un promedio del 3,3% anual desde que Satinas se hizo cargo del gobierno en 1968, probablemen­te no aumentará más del 2,1% este año, cifra solo un poco su­perior a la expansión poblacional de Méjico” Después de todo lo que se dijo del Mamado “boom” azteca. Méjico aparece con una economía de dimensiones simila­res a las de una década atrás. Pero con una aclaración impor­tante “el poder adquisitivo (del salario) ha caído un 60% con respecto-el nivel de la década anterior”


La cesación de pagos se manifiesta en despidos a granel. “El empleo en la industria ha caído un 5,6% con respecto al año pasado y las horas trabajadas han bajado un 8,7%. Entre las industrias más afectadas se cuentan las textiles, electróni­cas, petroquímicas y acero”. En la empresa estatal petrolera “hubo más da 90.000 despidos duran­te los últimos 18 meses”. En la Plaza Central de la Capital hay “un conglomerado de carpas emplazadas como protesta por loa desocupados. Como no existe un seguro de desempleo en México, muchos se han con­vertido en vendedores calleje­ros, voceando productos que abarcan desde flores a radios portátiles”.


En los primeros meses del año se produjo “la cancelación de 300.000 plazas de trabajo tem­porario o fijas de algunos secto­res de la agricultura, la minarla y la industria manufacturera” (Ámbito, 24/6).


Como en Argentina, los secto­res capitalistas que invirtieron b hicieron “incurriendo en un enor­me endeudamiento. Ahora tie­nen problemas para saldar los créditos obtenidos”. Cuando los bancos eran estatales, la burgue­sía mejicana era rescatada a tra­vés de moratorias y refinanciaciones. Con la “privatización” del sistema bancario, la cosa cambia. Por de pronto los bancos cortaron los créditos y elevaron la tasa de interés al 28% anual cuando la inflación es del 10%. Esta combinación de créditos suspendidos y tasa de interés por las nubes, vati­cina una ola de quiebras.


Para demorar la devaluación del peso, el gobierno “se ve obli­gado a atraer capitales median­te elevadas tasas de interés”, provocando “la baja del mercado de valores de México en un 15% en lo que va del año”. Esta caída promete ser más pronunciada, porque los bienes de las empresas que cotizan en la Bolsa están dan­do resultados negativos y porque el temor a una devaluación está llevando a que los fondos especu­lativos comiencen a “dolarizarse”.


El nudo corredizo se está es­trechando en el pescuezo de Mé­jico luego de haber privatizado decenas de bancos y empresas, tie­ne una deuda externa de 130.000 millones de dólares, superior a la que existía en 1982, cuando pro­vocó la crisis de la deuda externa. El Cavallo mejicano, Pedro Aspe, dada hasta hace muy poco que esa deuda no tenía importancia porque se pagaría con las mayo­res exportaciones. Lo real as que las exportaciones aumentaron en los últimos 6 años un 20%, mien­tras las importaciones lo hicieron un 400%, acumulando un déficit en la balanza comercial de 55.000 millones de dólares a partir de 1988. .. Ahora la situación es más grave poique hay una “tendencia a la baja de la exportación ma­nufacturera” (Ámbito, 24.U).