Políticas

20/10/2016|1433

¿Mejora el salario real?


Desde el presidente para abajo el mensaje oficial es  que los salarios se están recuperando por la caída de la inflación.


 


Sin embargo, los aumentos de tarifas y de precios a lo largo del año han golpeado a los salarios en proporciones muy superiores a las de cualquier aumento salarial conquistado en paritarias. A esta conclusión se llega independientemente de qué fuente de datos se consulte. El INDEC y la Dirección porteña difieren en su tratamiento del recule del aumento de la tarifa de gas. El instituto nacional “repartió” la reducción de tarifas entre agosto y septiembre, mientras que en CABA optaron por aplicarla íntegramente en agosto. Esto explica por qué se registró una misteriosa “deflación” en ese mes en la Capital (en realidad los precios no bajaron, solo se realizó una devolución del aumento de tarifas anterior como consecuencia del repudio popular). Más allá de esta diferencia metodológica secundaria, ambos relevamientos coinciden en que la escalada inflacionaria de este año es la mayor desde la crisis de 2001/2002, aunque solo ligeramente superior a la que siguió a la devaluación que aplicó Axel Kicillof en 2014. La inflación es el mecanismo mediante el cual kirchnerismo y macrismo ajustan nuestros salarios por igual, sin diferencia ideológica alguna.


 


Siguiendo el índice de precios de CABA, la inflación anual tocó un pico de 47% en julio respecto del mismo mes del año anterior. En lo que va del año 2016, la pérdida de poder adquisitivo es de 33%, restando aún 3 meses en los que se prevén aumentos importantes. El macrismo celebra la caída sostenida de la “inflación núcleo”, la que no incluye tarifas de servicios públicos ni productos con precios estacionales. Ese supuesto “logro” oculta cómo opera en esta reducción la aguda recesión económica, que explica la destrucción de 134.000 puestos de trabajo en el sector privado desde noviembre hasta ahora -datos del Sistema Integrado Previsional (SIPA)-, a lo que hay que sumar las suspensiones, el recorte de horas extras y la persistencia del empleo en negro (33,4% del total). La misma fuente -el SIPA- sirve para comprobar que el poder adquisitivo de los salarios ha caído más del 10% en el último año, que debe ser mucho mayor entre los trabajadores en negro, que no acceden a paritarias.


 


Opongamos a este ajuste reaccionario la lucha por la reapertura de las paritarias, un salario equivalente al costo de la canasta familiar (hoy en  24.000 pesos) y un seguro al desocupado equivalente al 75 % de esa cifra.