Políticas

6/6/2022

Mendoza: encuentro pro patronal del Partido Verde en Rivadavia

Ante el oportunismo y la política patronal hay que oponer una salida de los trabajadores.

Manzur, exintendente de Cambia Mendoza.

El 25 de mayo se realizó una cumbre de lanzamiento de campaña del Partido Verde en Rivadavia (Mendoza), en el local de Soeva. El Partido Verde se denomina regionalmente como “Sembrar”, un frente que aglutina a diferentes organizaciones políticas como el Partido Socialista, Libres del Sur y díscolos del radicalismo oficial y el justicialismo.

Manzur, su candidato para 2023, exintendente del municipio, quien fue alejado por la actual gestión radical y que también fue parte de los armados políticos que dejó a Ronco como intendente en la actualidad, se ha posicionado como alternativa bajo una estrategia electoralista para las elecciones venideras. Esto no solo revela el papel parasitario de los políticos locales sino también el carácter oportunista del Partido Verde, que se arma con las sobras de los partidos patronales según cada región.

Su discurso sobre recuperar la producción vitivinícola en la región pinta de cuerpo entero la salida que propone a favor de los terratenientes de fincas y bodegas de Rivadavia. Esta expresión de centro derecha trata de disfrazarse, a través de la demagogia, como progresista. Manzur fue parte del frente Cambia Mendoza por mucho tiempo, quien votó en 2016 en la Cámara de Diputados provincial la privatización de Empresas de Transporte de Mendoza (EPTM), dejando a más de 300 familias sin su puesto de trabajo y bajo relocaciones con convenios de flexibilización laboral.

Como intendente, nunca resolvió de fondo la problemática de vivienda y trabajo en el municipio, y continuó con la política de ajuste sobre los municipales y beneficiando a los empresarios amigos de la obra pública.

Un locro antiobrero

El “Locro del 25 de mayo” se realizó en un local del Soeva, burocracia peronista que boicotea la lucha de los trabajadores vitivinícolas por el aumento salarial y la jubilación anticipada. Cuando los trabajadores combativos echaron de las asambleas a los delegados de la burocracia, fue el sindicato, en connivencia con la patronal, quien luego empezó una caza de brujas persiguiendo a los activistas vitivinícolas autoconvocados.

La burocracia del Soeva, sistemáticamente, se encargó de llevar a cabo todo lo necesario para resguardar a los intereses de los finqueros y bodegueros de la zona, dejando pasar los trabajos en negro, paritarias a la baja, etcétera; mientras tanto los terratenientes pagan salarios en pesos y se embolsan ganancias millonarias en dólares.

La problemática real del municipio no pasa por la capacidad de producción del vino, que no está en ninguna crisis, sino, que han obtenido un 40% de ganancias con respecto al año pasado en la pandemia, que tuvieron un 30%. Mucho menos en la rosca de la obra pública que hizo su gestión (Manzur) o la actual gestión (Ronco). Lo que busca este armado es terminar de liquidar la organización de los trabajadores y sus salarios, y terminar de desarrollar una política de ajuste y enquistamiento en el poder. Lejos está de satisfacer las necesidades reales de la población.

Solo la unión entre ocupados y desocupados que luche por el salario y el trabajo genuino, que busque desarrollar una política independiente contra el hambre de los mismos de siempre, podrá dar una salida.

Para eso es necesario rediscutir la matriz productiva, no en la línea de garantizar la ganancia de las patronales sino para que se reabran las fábricas alimenticias, se generen puestos de trabajo y se obtenga finalmente la satisfacción de las necesidades del pueblo trabajador de Rivadavia.