Políticas

2/1/1996|479

Menem sólo indulta carapintadas

El gobierno menemista tiene ya decidida una segunda absolución de los militares carapintadas.

La decisión ha sido expuesta vulgarmente como un nuevo alarde del personal autoritarismo de Menem. En rigor de verdad, responde a verdaderas ‘razones de Estado’: Cumplir con los profundos entrelazamientos y compromisos del gobierno con los genocidas carapintadas y echar lastre ante un inminente fallo internacional  —de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH— en contra del proceso ‘trucho’ a los detenidos de La Tablada, por la ausencia de las más elementales normas jurídicas, la comprobación de ejecuciones sumarias y torturas y la pública consideración como presos políticos de los detenidos, todo lo cual plantearía la libertad de los militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP).

“En febrero —señala Página 12— la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos podría fallar a favor de los presos del MTP, al entender que se cometieron irregularidades en el juicio oral y público, celebrado por la Cámara Federal de San Martín, y de no haber tenido el derecho de la doble defensa” (21/12). Una situación similar condujo ya antes al gobierno argentino a “indultar a Guillermo Maqueda (uno de los detenidos), luego de un requerimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” (Ambito, 27/12). La manipulación del juicio fue, además, denunciada por Amnistía Internacional. En oportunidad del fallo de la Corte Suprema,uno de sus ministros “Carlos Fayt aseguró que ni queriéndolo(los del MTP) podrían haber producido rebelión agravada, la figura delictiva utilizada para condenarlos” (ídem, 27/12).

El indulto a los ‘dos demonios’ es una patraña.

La verdad de la milanesa la cuenta también Ambito, cuando deschava “la grave situación jurídico-diplomática que afronta la Argentina como país firmante del Pacto de San José de Costa Rica (que) desencadenó la necesidad de realizar varios indultos que, para compensar otros compromisos existentes, incluirá a los carapintadas que se sublevaron el 3 de diciembre de 1990 contra Menem” (27/12).

“Compromisos existentes”

Los ‘altos motivos’ de Menem fueron ampliamente esclarecidos por uno de los cabecillas máximos del alzamiento del 3 de diciembre. El líder del grupo Albatros, de la Prefectura Naval Argentina, Raúl de Sagastizábal, denunció en su montevideano exilio al diario uruguayo ‘El Observador’, que el levantamiento carapintada había sido acordado con el mismísimo Menem. “Pero Menem nos traicionó —se lamentó el ex subprefecto— y caímos en una trampa”. La traición incluye un ‘pagadiós’ del menemismo hacia los carapintadas que aún queda por saldar y que explica, ante una posible fractura de las fuerzas armadas en sectores ligados a los insurrectos, la especial atención dedicada por los funcionarios menemistas a las negociaciones, en per-so-na, con los militares carapintadas (el ministro Barra con el propio Sagastizábal, por ejemplo), para armar el indulto.

La deuda incluye los pactos entre los milicos genocidas y Alfonsín y Menem, luego del alzamiento de Villa Martelli, y la colaboración con éste último, “al que nosotros quedamos en apoyar —dice Sagastizábal— en las elecciones” (Página 12). Todo el podrido compromiso del menemismo con los carapintadas salió violentamente a la luz en el juicio contra Seineldín y los suyos, luego de la ‘traición’, cuando “quedó comprobado el alto grado de relación entre el actual presidente y el grupo —señala Ambito, 21/12—, a quienes confió la integración de los dos primeros ministerios de defensa de su gobierno, que ejercieron Luder y Humberto Romero (…), la actuación de hombres del gobierno de Menem como enlaces con Seineldín, cuando estaba detenido, como fueron los casos de Gustavo Béliz y Julio Mera Figueroa”. Parte del acuerdo colocó a los carapintadas actuando a favor del gobierno en la campaña electoral, en particular en tareas de inteligencia. Por eso, Ambito cierra su conclusión indicando que “desde la primer vez que se habló de indulto a Seineldín se explicó la medida como un intento de Menem de reparar la herida abierta por ese hecho ante el temor del presidente de una represalia de ese sector”.

La crisis económica, el derrumbe de las fuerzas armadas, la pujante reacción de la lucha popular, apuran al menemismo para cerrar fisuras en el cuadro de las fuerzas represivas.

El Partido Obrero repudia y rechaza el indulto a los genocidas y reclama la libertad inmediata de los presos de La Tablada.