El ataque de los empresarios contra los trabajadores automotrices no se reduce a las terminales principales (Ford, Volkswagen y Peugeot). En Honda está suspendida la totalidad de la planta hasta mediados de marzo; situación similar a la Yazaki. En la misma Toyota se rumorea que se vendrían suspensiones – ya se recortaron las extras de los sábados. Metalpar, principal fabricante de carrocería del país, anunció el cierre. Ni hablar de la situación de las autopartistas que proveen a las terminales.

A este panorama general en el que los capitalistas se valen de la crisis para atacar los puestos y las condiciones de trabajo, hay que sumarle ahora el caso de la fábrica de tractores Agco, que se prepara para cerrar su planta en los próximos meses. Ubicada en General Rodríguez, allí se fabricabna tractores de las marcas Agco, Massey Ferguson y Valtra, y había llegado a fabricar cosechadoras Challenger y Massey Ferguson. Llegó a emplear a más de 120 trabajadores, de los que hoy quedan sólo 30, a la espera de un cierre ya anunciado e inminente.  La empresa, que dice que va a invertir millones de dólares, viene de cerrar su planta de fabricación de motores DAMSA, con el objetivo de importarlos.

SMATA

La política del sindicato metalmecánico, que detenta la representación de los trabajadores, orientó a los trabajadores a aceptar los arreglos y las suspensiones al 65% del básico a los pocos que quedan, todo para salvar la fuente de trabajo. De hacer asamblea ni hablar, mucho menos de luchar. Es la misma política de la UOM en Peugeot y del SMATA en todo el país de adaptarse sin lucha a los planes de la patronal.

Seguir la orientación kirchnerista de no luchar hasta la elección es un precio demasiado caro para que paguemos los trabajadores. Además de las suspensiones y los despidos, la flexibilización laboral y la desesperación por mantener el trabajo ya se ha cobrado varias muertes obreras en los últimos días (en Papelera Samseng, en Cofco, en Fate, etc).

Hay una salida

Es necesario un plenario un plenario de delegados con mandato de toda la industria metalmecánica, que vote un plan de lucha en defensa de los puestos de trabajo. Que se repartan las horas de trabajo entre todos los trabajadores sin afectar el salario. Por la apertura de los libros contables de las empresas que se declaran en crisis, para que sean controlados por delegados electos en asamblea.

Este plan de lucha necesita estar vinculado a una irrupción de la clase obrera en la escena política. Por un paro general de 36 horas y un plan de lucha para derrotar la política de Macri y el FMI, abriendo paso a una reorganización del país que priorice los intereses de los trabajadores.

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