Políticas

8/1/1998|571

“Mientras haya desocupación, las rutas serán nuestras”

En Florencio Varela, un malón policial de 500 efectivos de la ‘nueva bonaerense’ desalojó brutalmente a los desocupados que ocupaban la ruta 36 reclamando lo que se les había prometido: 400 ‘planes Trabajar’. Golpearon a niños y a mujeres embarazadas, detuvieron a los dirigentes, pero no quebraron la lucha. En horas, decenas de trabajadores desocupados con sus familias ‘sitiaron’ los tribunales de Quilmes para exigir la libertad de los detenidos. Cuando fueron desalojados, cumplían casi 15 días de corte, Navidad y Año Nuevo incluidos, a pan, agua y lucha. En su llamado a continuarla, el Movimiento de Trabajadores Desocupados plantea: ‘Mientras haya desocupación, las rutas serán nuestras’.


En Mar del Plata, los trabajadores del puerto están en huelga por tiempo indeterminado, cumplida a rajatablas en su primera semana. A fuerza de piquetes y de asambleas multitudinarias, están enfrentando la flexibilización, los salarios de hambre, las ‘cooperativas’ en las que las patronales ‘tercerizan’ el trabajo en un infierno de superexplotación.


Así debuta 1998. Lo sucedido en Varela o Mar del Plata es el camino que deberán transitar los explotados para enfrentar la ofensiva despiadada de los grandes capitalistas, que no se detuvo ni en sus francachelas de fin de año: 620 despidos en Ford según la patronal y la burocracia, 1.000 según los compañeros; 2.600 suspendidos en Sevel —antesala de despidos masivos y de la aplicación del convenio Fiat-Smata—; 54 nuevas cesantías de ex trabajadores de Cormec en Fiat; 320 en Renault; vacaciones anticipadas en Diasa (ex Sevel Berazategui), 13 despedidos en Firestone, anticipo de muchos otros.


Ni el Smata ni la UOM, ni la CTA ni el MTA han dado un solo paso para enfrentar esta situación.


Durante ocho años, los grandes pulpos obtuvieron superbeneficios millonarios gracias al remate del patrimonio nacional, a la piedra libre para la especulación y a la feroz superexplotación de los trabajadores. Los resultados de esta ‘fiesta’ son los cuatro millones de desocupados, los salarios congelados en un promedio de 2 pesos la hora, la destrucción de la salud y de la educación, y un impresionante deterioro de las condiciones de vida obreras.


Ahora que la especulación capitalista ha terminado en una crisis descomunal, plantean que la única salida a la crisis creada por ellos es que el pueblo explotado se hunda todavía más.


¿Quién es el responsable de esta catástrofe, Macri o el trabajador de Sevel, los magnates de la Ford o sus asalariados? El responsable es el capitalista, de modo que en lugar de bajarles el salario a los trabajadores o despedirlos, hay que imponerles a los capitalistas que no haya un solo despido, el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, el fin de la flexibilización.


La vida de las grandes masas del país depende de que se rechacen estos ataques. ¿Puede derrotárselos de otro modo que como se está haciendo en Varela o Mar del Plata: con una lucha sin cuartel contra los capitalistas y sus‘chirolitas’, se llamen Menem, Duhalde o Chacho Alvarez?


Con lucha y con nuestra política, no con la de ellos, tendremos un ‘98 victorioso.