Ya hace dos años que “se sospecha —de Roberto Toledo, vicario general de la diócesis de Avellaneda y ex secretario del fallecido arzobispo Quaraccino—que habría sido quien fraguó la rúbrica” de su jefe permitiendo una estafa por 10 millones de dólares (La Nación, 5/11). Pero recién fue encarcelado e indagado el miércoles 3.

La curia lanzó inmediatamente “con máxima firmeza” —como declaró el superior de Toledo— una campaña que permitió liberarlo pocas horas después. Toledo y Quaraccino habían sido los ‘padrinos’ del BCP, el que insumió al Banco Central, en su caída, pérdidas por más de 300 millones de dólares. El BCP era conocido como el banco de la curia y actuaba como financista del Arzobispado. “Toledo (fue) el sacerdote que casó” (ídem) a los hermanos Trusso (los que dirigían el BCP; uno detenido el mismo día que Toledo, el otro poco tiempo antes en Brasil). Toledo junto a Quaraccino fue el gestor de la designación de Trusso padre como embajador ante el Vaticano durante todo el primer gobierno de Menem.

Ahora su sucesor, Casselli, el que motorizó la cruzada eclesiástica contra Fernández Meijide en Buenos Aires, sería designado secretario general de la Gobernación.