La decisión, completamente ‘previsible’, por parte del MST, de proclamar en forma unilateral sus candidatos para 2007, por supuesto que como ‘prenda de unidad’, es un acto de extorsión política para el conjunto de la izquierda, que naturalmente rechazamos de plano y no tomamos en cuenta. El MST pone los candidatos por delante del programa, o sea, que hace una propuesta carente de contenido. No olvidemos que acaba de romper un Seminario de discusión de la izquierda, del cual fue el principal arquitecto, precisamente cuando la discusión tomaba vuelo, o sea exactamente porque contrariaba sus propósitos de convertirlo en un escenario de maniobras electorales. Para colmo de los dislates, extorsiona con la ‘oferta’ unilateral de candidatos a la llamada ‘mesa de izquierda’ que logró reunir después que liquidó el Seminario. Lo que ya tiene ribetes de despropósito es que el MST haga ‘ofertas’ electorales luego de un descomunal retroceso electoral y de una profundización de su escisión interna. Se trata de un acto de autoproclamación en el sentido más peyorativo de la palabra.

Al mismo tiempo que se une a la carrera electoral por su exclusiva cuenta y riesgo, el MST está tratando de juntar un millón de firmas con Solanas, Cafiero y Lozano, los cuales podrían ser, ¿por qué no?, los tapados electorales de la propuesta (después de todo faltan 18 meses para las urnas). Se proponen nacionalizar el petróleo en la versión Evo Morales, o sea, una cogestión mayoritariamente estatal con los pulpos internacionales. Estamos ante una maniobra oportunista de características desesperadas, que debería ser rechazada por todos los que se empeñan en la organización separada e independiente de la clase obrera respecto a los partidos capitalistas y a sus aventureros ocasionalmente sin cargos. Esto, ahora más que nunca, ante las tentativas chavistas, kirchneristas e indigenistas de enchalecar a los trabajadores en políticas capitalistas sin destino.