Políticas

17/10/2002|776

Naufraga el plan continuista

En las vísperas del 17 de octubre el peronismo asiste impotente a su propia disgregación.


El plan para imponer un candidato para suceder a Duhalde ha fracasado: son por lo menos siete los que se disputan los despojos del gobierno. La alternativa de una ley de lemas que sume los votos de las fracciones en disputa no consigue salir del horno que lentamente la cocina. Son cada vez más numerosos los que piensan que Duhalde se quiere quedar hasta el final del mandato de De la Rúa, aunque es más probable que luego del fracaso de la interna abierta del peronismo se deba ir, incluso antes de lo previsto.


Que el partido oficial se atreva a admitir la posibilidad de una candidatura de pura provocación política, como la que encarna Menem, retrata la enormidad del empantanamiento político oficial.


Este mismo partido acaba de restaurar la plenitud del poder de una Corte comprometida con las peores lacras de la última década.


Los ahorristas, que alimentaron la ilusión de recuperar su dinero primero con la destitución de la Corte y luego con su continuidad, ya no pueden esperar nada de este régimen, que con la Corte y con el FMI culminará con el despojo que empezaron De la Rúa y Cavallo.


Frente al derrumbe potencial que se discierne de la crisis política oficial, el Partido Obrero denuncia la completa impotencia de los partidos patronales para ofrecer una salida al pueblo, y renueva el llamado para completar los objetivos de la rebelión popular convocando a una Constituyente con poder.


¿No es esto, acaso, lo que se impone cuando se anuncia un acuerdo con el FMI que implica un tarifazo, más ajuste del gasto social y congelamiento de salarios paupérrimos, además del definitivo bono compulsivo para los ahorristas?


Un acuerdo que tiene como único propósito reanudar los pagos de la deuda externa, que se harán con las divisas ganadas sobre la base del enorme sub-consumo de millones de trabajadores.


El peronismo en el gobierno ha convertido al país, en medio del mayor derrumbe capitalista de la historia, en una gran jauja para los capitalistas. Los explotadores pueden pagar sus deudas con títulos desvalorizados o bonos provinciales; pueden deducir de sus impuestos el impacto de la inflación, mientras el pueblo la sufre al ciento por ciento; pueden contratar trabajadores, y lo hacen, por el plan de Jefes, llevando el salario a 150 pesos; fugan capitales sin límite, este año por un monto de 14.000 millones de dólares.


¿Cuál es la inteligencia de aceptar el plan político continuista y viciado del gobierno que está naufragando bajo el peso de sus propias contradicciones? Ninguna. Es necesario profundizar la lucha para quebrar ese plan político aprovechando, precisamente, las contradicciones que lo están haciendo naufragar.


Llamamos a la izquierda embarcada prematura y reiteradamente en el plan electoral oficial, a tomar en cuenta el fracaso de éste y a sacar las conclusiones que se imponen.


Llamamos a desarrollar la alternativa de poder que comenzó incluso antes del 19 y 20 de diciembre, oponiendo al plan oficial en desintegración la reivindicación de una Asamblea Constituyente convocada por las organizaciones y representantes del pueblo en lucha.


Fuera duhalde, los saqueadores y el FMI


POR UNA ASAMBLEA popular CONSTITUYENTE