Políticas

17/4/2014|1310

Negligencia del Estado y organización popular

EXCLUSIVO DE INTERNET

Por la inundaciones en Neuquén



En apenas doce horas, llovió en Neuquén lo que suele llover en todo un año.

Más de 1.300 personas debieron ser evacuadas por las inundaciones y 200 aún continúan en esa condición. Muchísimas familias han perdido hasta sus propias viviendas, las que se han derrumbado por desprendimientos. Una anciana, que no logró ser asistida, murió por un paro cardiorrespiratorio. Se desplomó la ruta dirigida a Rincón de los Sauces y grupos de trabajadores petroleros quedaron aislados en las bocas de pozo.

Apenas dejó de llover, aún con los barrios inundados, la cámara patronal Acipan dio la orden de “volver a la normalidad” y tras ella, los gobiernos fingieron que “ya pasó”. Se ha hecho sentir la falta de urbanización de las barriadas. Los años de desinversión en el Ente Provincial de Aguas y Saneamiento por parte del gobierno del MPN, en función de avanzar en su privatización, han concluido en desbordes cloacales tanto en viviendas como en escuelas. El enorme crecimiento de la especulación inmobiliaria en la ciudad, promovida por el intendente Quiroga, contrasta violentamente con el estado precario de miles de viviendas y casillas populares.

Las organizaciones de trabajadores, como Aten, el Sindicato Ceramista y diversas organizaciones políticas y sociales realizaron colectas y acciones de solidaridad para los damnificados. Aten se puso al frente de la apertura de escuelas y las colocó al servicio de los inundados. El gobierno de Sapag pretendió valerse del estado de emergencia para sabotear el paro del jueves 10 y convocó a la reanudación de clases. Sin embargo, un relevamiento de Aten demostró el estado calamitoso de los colegios, acentuado por el temporal. No s{olo se garantizó el paro del 10, en el que se colocaron en primer término las reivindicaciones de los inundados, sino que las clases tampoco comenzaron el viernes 11.

El Partido Obrero se puso a entera disposición de las familias evacuadas, transformando nuestro local en un centro de recepción de donaciones y de organización de los vecinos. Pero por sobre todo, con la UJS y el Centro de Estudiantes de Trabajo Social a la cabeza, nos hemos puesto al frente de la organización de asambleas populares en numerosos barrios.

Ya se han realizado acciones por parte de las asambleas para reclamar al Estado agua potable, colchones, chapas y garrafas. Sucede que en las barriadas, la única ayuda que llega es monopolizada por los punteros del MPN, de Quiroga o del kirchnerismo y distribuida en forma discrecional. La lucha por la organización y movilización de las barriadas populares es una pelea clave, pues es la disputa contra el puntero, último eslabón del Estado patronal y sus partidos.

Pablo Giachello