Políticas

7/7/2007|895

Negociar con el Estado sin intermediarios


El gobernador Romero no solamente rechaza los reclamos salariales de la docencia; tampoco acepta discutir con sus representantes reales, los de la asamblea autoconvocada, como ocurre en cualquier paritaria. Se maneja con otros “códigos”: la mediación y los mediadores. Eso le permite manejarse a fuerza de ultimátums —es esto o nada. También le permite, cuando está completamente aislado de la población, usar a mediadores que vienen de otro palo, como sus emisarios ante los compañeros en huelga. El rechazo a la negociación y el uso de la mediación le sirven también como un método de extorsión, porque si una asamblea rechaza una llamada “nueva oferta”, es la asamblea y no el gobernador la que no quiere “solucionar” el “conflicto”. Los docentes, que han demostrado un dinamismo social sin precedentes y atraído a la población para su causa, son obligados, con la mediación, a responder por sí o por no a cualquier planteo oficial, pero en ningún caso a desarrollar su propia alternativa a ese planteo. Desconocer a la asamblea autoconvocada como la parte sindical del conflicto le sirve al gobernador para mantener en pie al sindicato oficial, ADP, en manos de la burocracia, aunque deba desechar al decano salteño de la burocracia sindical, Virgilio Choque.


 


No hay que confundir el rechazo a la mediación y la defensa de los representantes propios con un rechazo a cualquier compromiso. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Lo que importa es que el compromiso lo elaboren la representación de autoconvocados y su asamblea provincial, no que lo imponga Romero a través de un mediador. A un compromiso habrá que llegar, es indudable; pero tiene que representar un cambio cierto e importante en la realidad salarial de los docentes, no migajas, y tiene que ser aceptado como tal compromiso por la asamblea. De otro modo no hay compromiso sino capitulación. Tiene que representar un cambio real especialmente ahora, porque Romero está perdiendo incluso el apoyo policial. Que Romero apele alegremente a la represión no significa que no sea más pérfido todavía cuando recurre a las maniobras. Si para recomponer el frente represivo el gobierno llega a un acuerdo salarial con la Policía, los aumentos que los policías consigan serán nuevos argumentos para apuntalar nuestra lucha.


 


Hace dos semanas, el presidente de la Legislatura, Godoy, organizó una mediación que involucraba a los bloques parlamentarios. El Partido Obrero explicó las intenciones del oficialismo en un volante, denunció sus propósitos, rechazó hacer de mediador y puso a votación su posición en las asambleas que se realizaron entre el 9 y 10 de abril. Mucho antes de denunciar las mediaciones en danza para derrotarnos, dimos el ejemplo empezando por casa.


 


¡Viva la huelga docente de Salta!