Políticas

29/6/2000|671

Neuquén, un feudo de Repsol

Sobisch acaba de firmar en Madrid un acuerdo con Repsol-YPF, que extiende la concesión de los yacimientos petrolíferos y gasíferos más ricos de esa provincia por 10 años, del 2017 al 2027. Detrás de esta nueva entregada se encuentra su verdadero mentor, el gobierno de De la Rúa, que interrumpió una reunión de gabinete para felicitar telefónicamente a Sobisch.


Fraude


Repsol “promete” invertir, a cambio de la prórroga, 8.000 millones de dólares, aunque ya se había comprometido, antes, a ‘invertir’ 4.500 millones hasta finalizar su concesión en el 2017. Lo que Repsol ‘promete’ es realizar una inversión que es de todos modos necesaria para el giro normal de sus negocios. “En Neuquén el horizonte de reservas de petróleo es de 12 años y el de gas es de 17” (La Mañana del Sur, 25/6); es decir, que si quiere ampliar las reservas, tiene que invertir. El ‘salto’ entre los 4.500 millones anunciados inicialmente y los 8.000 es un puro dibujo para justificar el alargamiento de la concesión.


Todo, pero ni siquiera por 2 pesos


Uno de los puntos del acuerdo plantea que Repsol “brindará su asistencia técnica y respaldo institucional” (Río Negro, 28/6) para que Sobisch consiga un superpréstamo bancario de 300 millones de dólares. Se trata de un negociado adicional, porque será otorgado por algún banco español controlado por Repsol. De modo que el objetivo de “traspasarle parte de la millonaria deuda que tiene el Estado a cambio de la reclama da prórroga de las concesiones de las áreas petroleras y gasíferas” (Río Negro, 24/6) se terminó convirtiendo en un ma­yor endeudamiento de la provincia.


Despojo a las contratistas


El acuerdo ‘promete’ una ‘ayuda’ a los “microemprendimientos” constituidos por ex trabajadores de YPF, de 30 millones de dólares, para refinanciar deudas y para ‘modernización’. Pero, a cambio, las 30 empresas del sector deberán ser ‘gerenciadas’ por un consorcio que dirige el grupo Sade. Esto significa que los sectores ‘tercerizados’ se transformarán en una división externa de Repsol. Por el servicio de gerenciamiento Sade cobraría un “7% de las ganancias” (La Mañana del Sur, 24/6). Este atropello ha provocado una división entre las Pymes. Pero Repsol pone como condición que todas acepten esta ‘sali-


da”. El acuerdo concedería 3.000 becas estudiantiles por 5 años, pero que “implican … que puedan integrarse al mercado laboral” (ídem, 28/6). Es decir, que son pasantías, o sea mano de obra barata para las patronales.


El acuerdo mantiene la tasa de rega­lías en el 12%, que según un “alto funcio­nario del gobierno nacional” es “bajo a nivel internacional” (Río Negro, 24/6). En momentos en que se está discutiendo la nueva ley petrolera y se plantea la renegociación -en Neuquén solamente con Pluspetrol, Pioneer y Chevron-, el acuerdo rompe el frente de las provincias petroleras que venían presionando “para sancionar una nueva ley de hidrocarburos que estipule la posibilidad de negociar un porcentaje de regalías de 7 puntos por encima del 12% actual” (La Mañana del Sur, 25/6).


Sumisión


Para la Cámara de Comercio de Neuquén (Acipan) y la Unión de Empresarios Neuquinos (UEN) el acuerdo es útil porque subsidiaría “(sus) actividades productivas con tarifas energéticas preferenciales” (ídem, 28/6). Este sería el pequeño negocio del socio menor, que se transformaría en rehén de Repsol. Pero de esta manera toda la vida económica-social-política de Neuquén, desde el presupuesto del Estado a las Pymes va a estar regimentado por Repsol. La senadora ‘opositora’ del MPN, Silvia Sapag, catalogó el acuerdo como un “cogobiemo de la petrolera con el Ejecutivo provincial”. Aunque la Alianza neuquina, por su lado, se ha dividido, el intendente radical de la Capital, ‘Pechi-Indalo’ Quiroga, apoya abiertamente el acuerdo semi-colonial. Los ‘opositores’ sólo quieren renegociar ciertas condiciones (más inversiones, etc.) del acuerdo; de ningún modo anularlo.


Roberto Alemann ha señalado que la “expansión en la extracción de gas superará en el corto plazo la de petróleo con la incorporación de los mercados de Chile, Brasil y Uruguay y el funcionamiento a pleno de 5 gasoductos existentes en el país, que a fines de este año serán 7” (Río Negro, 29/6). Este acuerdo apunta a desarrollar precisamente este negocio de la exportación gasífera, no a desarrollar la economía neuquina. Lo que necesita Neuquén, en cambio, es un plan de industrialización. Para ello se impone la expropiación de la parasitaria Repsol, su renacionalización bajo control obrero y la puesta en marcha de un plan elaborado por los trabajadores.


Este es uno de los puntos que discu­tirá el Congreso Provincial de Delegados de Base que se reunirá el próximo 28 de julio.