Neuquén: vasallos de las petroleras

El aumento de la tarifa del gas domiciliario expone que los neuquinos vivimos bajo el chantaje de las petroleras y que todas las acciones de gobierno pueden explicarse mirando el balance de las empresas, en especial el de Repsol.

Contra lo que indica la realidad, el gobernador Sapag justifica el tarifazo porque, según él, “sólo pagan los que más tienen”. El aumento afecta al 33% de los usuarios (Río Negro, 1/8) de gas por redes. Ni hablar de los que dependen de una garrafa social que casi no existe.
El lunes 3, un conjunto de organizaciones, entre ellas el PO, se manifestamos frente a las oficinas de Camuzzi y el miércoles hubo una movilización contra los tarifazos.Entre las organizaciones convocantes estuvieron las vecinales de algunas de las barriadas más humildes de Neuquén. De ninguna manera son los que “más tienen”.

El sabotaje de Repsol recibe un “bonus”

El principal yacimiento gasífero de Neuquén (y del país) es Loma de la Lata -Sierra Barrosa. En el año 2000, otro “aliado estratégico” de Repsol, el gobernador Sobisch (y Sapag de vice), otorgaron la prórroga de esa concesión a cambio de un anuncio multimillonario de inversiones (8.000 millones de pesos-dólares). Por supuesto, esa inversión comprometida se transformó en desinversión y una rápida caída de la exploración (con caída abrupta de las reservas) y una disminución de la producción de gas en el yacimiento, que ronda el 22% desde entonces a hoy.
Es un yacimiento que “se caracteriza como maduro porque tiene más de 30 años de actividad y porque se ubica por debajo del 50 por ciento del punto máximo que alcanzó en 2002”, dijo un representante de YPF en las pasadas Jornadas Técnicas Comahue 2008, organizadas por el IAPG (Diario de Ventas, 18/7).

Es decir, confirma la caída de la producción en Loma de la Lata-Sierra Barrosa, y la no realización de las inversiones comprometidas.

La vicegobernadora, Ana Pechén, encubre este chantaje diciendo que “tuvimos que importar (gas) por no tener inversiones que nos permitieran explotar el propio” (Río Negro, 1/8). Hubiera alcanzado con que exigieran a Repsol que invirtiera lo acordado.

De modo que, justo cuando el país vivía una reactivación económica a partir de 2002, el principal yacimiento gasífero comenzaba su declinación productiva. Sin inversiones en exploración que permitiera incorporar nuevos yacimientos, tarde o temprano se marchaba a la importación de gas.

Repsol lo sabía, por eso la inversión que no hizo en Argentina sí la hizo, por ejemplo, en Trinidad y Tobago, desde donde (y no es casualidad) se importa el gas que traen los buques metaneros al puerto de Bahía Blanca, y por el cual se paga hasta diez veces más que el precio en boca de pozo en el país.

De hecho, en el informe a la asamblea de accionistas de Repsol de comienzos de este año, su presidente Antonio Brufau, explicó sin pelos en la lengua que “las grandes líneas de crecimiento de la compañía para el período 2008/2012, viene determinado por diez grandes proyectos clave….”, ninguno en la Argentina (página web de Repsol, 14/5).

Y por esta desinversión y sabotaje contra el interés nacional, el gobierno “nac&pop”, ahora la premia con cientos de millones de dólares como subsidio para que… “invierta” en Argentina, que por supuesto fugará del país como hizo antes.

La movilización contra los tarifazos es una medida elemental.

Norberto E. Calducci