Políticas

17/10/2002|776

Nito Artaza y la Corte

¡Qué difícil es sobrevivir políticamente en Argentina!


No pasa un día sin que los medios no intenten ungir a algún “salvador” o, más frecuentemente, a algún curandero e incluso a varios, a veces, al mismo tiempo. Pasaron los tiempos del Chacho o Graciela, luego le llegó el turno a Lilita y Luis (Zamora), y más tarde al “fotogénico” Rodríguez Saá. La línea general es procurar producir algún Fujimori o simplemente a alguien que “vaya por fuera”. Ante el hundimiento histórico de sus partidos, la burguesía se orienta a la atomización de la política, por eso insiste contra la “lista sábana”. La disgregación del peronismo y de la Ucr revelan que se intenta hacer virtud de la necesidad, y de paso forjar un arma nueva para luchar contra el desarrollo de un partido revolucionario. En el pasado, esta tendencia a la despolitización y a la atomización política recibía el nombre de “qualunquismo” o la política del “hombre de la calle”.


El último de esta galería es el comediante Nito Artaza. Un personaje “ideal” porque combinaba la apasionada defensa de la propiedad privada con un duro ataque a los banqueros! En la sociedad capitalista la propiedad privada no está representada por el ahorrista sino por el sistema bancario y financiero, por eso el dinero de aquél se transforma en capital sólo mediante el sistema de crédito que se pone en funcionamiento por medio de los bancos. La confiscación sufrida por los ahorristas argentinos es una consecuencia del sistema de propiedad privada capitalista, cuyo propio desenvolvimiento lleva a crisis y quiebras y, en consecuencia, a la expropiación de los más débiles por los más fuertes. Defender la propiedad privada para defender el ahorro es, entonces, un contrasentido, porque sobre la base de ella el ahorro particular está condenado a la confiscación. El punto de partida de todo el régimen del capital es la plusvalía, o sea la confiscación de la parte de la jornada de trabajo que no entra en la remuneración del trabajador.


Los límites insalvables del movimiento de ahorristas de Artaza quedaron al desnudo la semana pasada, cuando se abstuvo de movilizarse contra la decisión de archivar el juicio político a la Corte con la expectativa de que ésta se pusiera de su lado contra los banqueros. El martes pasado, Artaza dijo esto con todas las letras en un diálogo con La Red; allí afirmó que tenía “esperanzas” de que la Corte falle en “armonía” con sentencias dictadas por otros tribunales… a favor de los ahorristas (cable de DyN). El mismo día, Ambito explicaba que la “dolarización” de los depósitos que prevé la Corte significa la emisión de un bono con vencimiento a diez años! Los jueces de la Corte habían evitado pronunciarse hasta ahora, precisamente para extorsionar a los diputados; pero con el archivo del juicio político ya no tienen motivos para dilatar la confiscación de los ahorros.


Todo este proceso no es solamente interesante como ejemplo de los límites históricos (y económicos, claro) de la pequeña burguesía. En los “calientes” días del verano pasado, los ahorristas constituían la tropa fundamental de los desfiles frente a los Tribunales y la carne de cañón que llevó por las nubes la popularidad de Carrió, que emergía como la que expulsaría a los mercaderes del Templo. Pero desde que surgió la versión de que la Corte dolarizaría los depósitos, el movimiento hizo el curso inverso. El agente político de esta trampa ha sido Nito Artaza. Por esta vía, el hombre “que reunía tanta gente como los piqueteros” acaba en la nada. Sin la expropiación de la banca, los ahorristas no verán un mango. Es decir que en lugar de defender la propiedad privada, la pequeña burguesía debería combatirla.


Mientras le vendía buzones a los ahorristas, la Corte actuaba por otro lado en perfecta sintonía con el FMI, que exige el bono compulsivo en dólares. Ahora, con la firma del acuerdo con el Fondo, queda la expectativa de si la decepción de los ahorristas con la Corte puede volver a transformarse en un factor revolucionario como en diciembre del 2001. Pero para eso tendrá que cambiar de caudillos