Políticas

31/3/2011|1170

No a Garabí, el Yaciretá ‘nac & pop’

Un negociado de la banca internacional, las constructoras y el poder político

Partido Obrero, Misiones

Los gobiernos nacional y provincial han largado con todo la construcción de las represas de Garabí y Panambí a través de los acuerdos recientemente firmados con la presidente del Brasil. Forma parte de la Secretaría de Energía, que prevé la construcción de centrales nucleares y de represas.

Con la Renovación (K) sale, con la oposición también

El 62% de los misioneros se opone a la construcción de las mega-represas, la experiencia de Yacyretá fue contundente: daño ambiental, sanitario y hoy los misioneros pagan los precios de la electricidad más caros del país. Ya se realizó un plebiscito vinculante en 1996, cuyo resultado es una ley que prohíbe la construcción de la represa Corpus (sobre el Paraná) en cualquier localización. Ahora pretenden avanzar con el proyecto Garabí (sobre el Uruguay) después de las elecciones; ya hay una intensa campaña de afiches y a través de los innumerables medios de prensa paraestatales a favor de la construcción.

Se constituyó un frente antirepresas en el que están el PJ y las corrientes del FPV, el PJ ‘Federal’, el PSo, el PCR, la CTA Micheli, Proyecto Sur.

Este frente se pronunció en contra de Garabí, pero afirmó no tener alternativas energéticas, lo que es lógico: esta oposición simula oponerse, su meta son las elecciones de junio intentando captar el rechazo a las represas, pero es difícil pensar que Velázquez, Viana, Ríos o los que militan con los ‘K’ a nivel nacional se opongan realmente al gobierno nacional que impulsa el nuevo ‘Yaciretá’. Desde 1999 se presentaron dos proyectos de ley que prohibían la construcción de cualquier megarrepresa en cualquiera de los dos grandes ríos; esta oposición tuvo mayoría en la cámara pero dejó caer estos proyectos.

Gran ‘makaneo’ energético

Se impulsa la represa ante el agotamiento de los combustibles fósiles, silenciando la depredación (no exploración) que hacen las privadas del petróleo y que el gobierno permite, ante la presión de que los combustibles se paguen en relación al precio internacional y no sobre los costos de extracción local, que es un décimo de aquel.

Proponer el crecimiento provincial por mayor producción de energía es ignorar que la provincial recibe 800 MW y sólo utiliza 300 MW, es decir que está disponible más del 150% de energía que se consume y ni siquiera hay un planteo de la burguesía local para construir la infraestructura necesaria para el transporte de la misma, la cual presenta un gran deterioro y es causa de cortes e inestabilidad.

Petroleras, bancos y constructoras

Depender como en la actualidad de las petroleras para la producción de energía significa un gran impulso a la inflación y la carestía. La nacionalización del petróleo, gas, carbón y de todo medio de producción y distribución de energía se impone como necesidad.

La experiencia alemana en producción de energía eólica muestra que producen por este medio un total de 20,6 GW al 2007, lo que representa entre ocho y diez represas de Garabí -como dato adicional ese país, entre 2001 y 2007, instaló 11,9 GW, equivalentes a por lo menos cuatro o cinco represas de Garabí a su máximo teórico. Los especialistas afirman que en 18 meses se recupera la inversión con este modo de producción de energía. La tecnología necesaria para la construcción de parques eólicos se encuentra disponible en el país.

En el mismo tiempo de construcción de Garabí se podrían construir parques eólicos que produzcan cinco veces esta represa, con lo que tendríamos una alternativa más barata y de gran rendimiento.

Es razón suficiente para afirmar que estamos ante un gran negocio de la banca internacional y de las constructoras de este tipo de obras -y, por supuesto, de los funcionarios que “gestionan” los presupuestos.

El Partido Obrero plantea: No a Garabí. Por la nacionalización del petróleo y los recursos energéticos. Por la construcción de parques eólicos. Nacionalización de la banca y el comercio exterior, impuestos progresivos al gran capital para financiar la obra pública y la reconversión energética bajo la dirección de los trabajadores.