Políticas

9/11/2017

No aclares que oscurece: una vez más sobre la derrota del PTS en Alicorp


La respuesta de Franco Villalba a nuestra nota sobre la derrota del PTS en Alicorp (Prensa Obrera Impresa n° 1478) es una mezcla de confusión y mala intención.


 


En su balance de la elección de delegados (LID, 28/10) Franco atribuye el triunfo de la burocracia al conservadurismo de los trabajadores. Las conquistas obtenidas habrían generado una conciencia individualista y él cree “normal” que ahora “se recuesten sobre la burocracia con la ilusión de que de esa manera evitarán los ataques”.


 


Franco reconoce que la gestión de una década del PTS al frente de la interna se caracterizó por no haber desarrollado “una militancia obrera clasista” pero no dice que el contenido de esa orientación fue evitar toda confrontación dentro de la planta. Así ocurrió, por ejemplo, cuando Franco aceptó una suspensión que le aplicó la empresa, desconociendo sus fueros (lo que condujo a la ruptura de los dirigentes de Procter con la agrupación Bordó).


 


Es decir, el conservadurismo que le achaca a la base en todo caso es un producto de su propia adaptación y no de las supuestas conquistas.


 


Clasismo vs Sindicalismo de Base


 


Hemos escrito ríos de tinta contra los agrupamientos anti-burocráticos difusos –es decir, no clasistas– impulsados por el PTS. Las agrupaciones de la Coordinadora Sindical Clasista se definen por su adhesión al programa del Partido Obrero y al frente único de lucha.


 


Después del derrumbe del Sindicalismo de Base (que ahora el PTS da por muerto: LID, 30/9) Franco acusa al PO de “no comprender su autocrítica” y lo demuestra señalando que “en FATE no hay obreros de la Lista Negra que hagan campaña política y que es compartida con dirigentes que se reivindican peronistas”.   


 


Pero la Negra del Neumático es un caso particular porque fue un reagrupamiento del activismo que se formó sin intervención del PO y en el que militamos a partir de haber reclutado a varios de sus dirigentes. De La Negra valoramos fundamentalmente su carácter combativo y en esa medida reafirmamos sus posibilidades de evolucionar hacia posiciones clasistas más homogéneas. En contraste, la agrupación Marrón del PTS en Fate es cada vez más marginal.


 


Nuestro ingreso a La Negra fue un enorme acierto que contribuyó decididamente a la recuperación del SUTNA, que juega hoy un rol en la lucha de clases más allá del propio gremio, como quedó plasmado en la gran marcha contra la reforma laboral del 12 de octubre, que el PTS no acompañó.


 


Interpack y el significado de sus conquistas


 


Franco trata de desviar el debate apelando a una infamia: sostiene que “en Interpack, donde es delegado Miguel Bravetti” dejamos pasar “un vaciamiento” y entregamos conquistas sin luchar para “mantener los cargos”.


 


Pero Interpack libró las mayores luchas del distrito durante veinte años (incluyendo la ocupación de la planta en el 2007). Logramos un fuerte control del proceso de trabajo y uno de los salarios más altos. El vaciamiento –en realidad un achique– arrancó hace tres años. Fue contra esto que en el 2015 paramos 18 días; entre fines del año pasado y principios de este, enfrentamos un lockout por más de 90 días; luego de eso paramos 6 días contra dos despidos y por supuesto paramos por AGR y el 7 de abril con la convocatoria de la CGT.


 


Después de meses de tener la planta sin producir, la patronal impuso un nuevo “premio” –más variable que el actual– que la asamblea terminó aceptando con la idea de retomar la luchar en mejores condiciones.


 


Y en medio de ese proceso volvimos a ganar la comisión interna. Esto porque nuestras luchas nunca fueron motivadas exclusivamente por las reivindicaciones sino sobre todo por la construcción de una organización. Por eso los trabajadores de Interpack, cuyas conquistas están amenazadas, no ven “normal” recostarse en la burocracia y siguen apoyando a una conducción declaradamente clasista y del PO.


 


Apología del kirchnerismo, mecanicismo y electoralismo


 


“Ahora que se acabó la época donde la burguesía resolvía conflictos con concesiones económicas” (¡una apología de “la década kirchnerista”!) “apostamos a la auto-organización los trabajadores y nos esforzamos por convencer a cada uno de ellos para que tomen en sus manos la política”.


 


El PTS pronostica que por la presión de la ofensiva patronal la clase obrera tenderá a “auto-organizarse” y plantea que el clasismo debe dirigirse “a los que hoy votan a Nicolás del Caño y los referentes obreros como Vilca de Jujuy o Godoy de Neuquén”  para que “sean candidatos en el FIT, apoyen otras batallas por fuera de las de su fábrica, sean parte de las luchas democráticas”. Para el PTS todo se reduce a ganar algunos activistas para su quintita electoral.


 


La omisión de la burocracia sindical en las dos notas de Franco no se debe a un  olvido, sino a una concepción: la búsqueda de confluencia con ella, en especial la kirchnerista. Quedó expuesta en el plenario del Bauen cuando defendieron marchar con Yasky, y ahora en el Suteba de La Matanza, donde en lugar de votar el paro del 7 de noviembre contra el operativo Aprender el PTS propuso enviar una carta a Baradel para exigirle que organice el boicot.


 


Para el PO el primer deber del clasismo es luchar en el seno de las organizaciones obreras por romper los mecanismos de contención –materiales, pero sobre todo políticos– de la burocracia, que actúa a cuenta de la burguesía; expulsar a la burocracia de los sindicatos, para dotarlos de un programa y una acción independientes. Con esta finalidad la CSC-PO votó una campaña de agitación y el impulso a una nueva movilización contra las reformas reaccionarias y el pacto Macri-CGT.


 


Hay una relación dialéctica que el PTS no llega entender: el clasismo es el programa, pero el programa no es letra muerta sino una guía para actuar. El clasismo es la acción revolucionaria en el seno de los sindicatos.