¡No aflojés, Ana!

Querida Ana:

Es así como te conocemos todos desde tiempos memorables. Quien no recuerde tu garra contra todo gobierno infame e inmoral, de facto o no, es un desmemoriado político.

Este partido al cual pertenecemos desde las más profundas entrañas y que nos ha enseñado, y dado tantas herramientas para la vida, al cual supiste defender como peleás para defender tu vida.

Siempre nos seguís dando ejemplo de lo que es y será, ser una verdadera revolucionaria.

Trabajaste duro, forjando una familia, una organización y la semilla de la amistad y el respeto, pero más aún el cariño de todos los que tenemos el placer y el honor de estar a tu lado.

Compañera y amiga, ¡no bajes los brazos! Hasta la victoria por muchos años juntas siempre.