Políticas

20/8/1998|597

No llores por mí, Argentina

Imposibilitados de obtener el premio Nobel, los economistas argentinos podrían sacar el premio consuelo a la imbecilidad. A pesar de todas las evidencias repiten que estamos bien y vamos mejor, porque para ellos el sistema de convertibilidad es sencillamente invulnerable. Incluso aterrorizan a Duhalde y a la Alianza con la advertencia de que no abandonen el legado menemista so pena de terminar en el infierno.


La realidad es que la convertibilidad se ha transformado en un cero a la izquierda. La economía argentina ya ha entrado en la cuarentena, como lo demuestra que no puede colocar deuda en el exterior (incluso no puede hacerlo el pulpo internacional CEI que opera en Argentina), ni aún ofreciendo una tasa de interés tres veces más alta que la internacional; el promedio de los plazos de la deuda privada argentina ha caído de nueve a cinco años; la devaluación del rublo provocó una caída del 5% en la cotización internacional de los bonos públicos en dólares. Esta caída afecta fuertemente a los bancos locales, porque tienen buena parte de los fondos de sus clientes en bonos del gobierno. Algunos pulpos nacionales se encuentran en algo más que terapia intensiva, si se considera que Alpargatas y Comercial del Plata tendrán a corto plazo una convocatoria de acreedores. El estado nacional no ha completado aún la financiación del déficit de pagos de 1998, que es de 20 mil millones de dólares.


Los mencionados imbéciles se consuelan con la circunstancia de que los depósitos bancarios han crecido a 75.000 millones de dólares, omitiendo señalar, de un lado, que esto se debe al mercado cautivo de las AFJP que están obligadas por ley a optar por la colocación de los aportes en el plazo fijo y a que el Estado ha subsidiado fuertemente este proceso al forzar la realización de una serie de pagos por la vía del sistema bancario. Pero por el otro lado este crecimiento de los depósitos aumenta la vulnerabilidad de los bancos, que se ven obligados a reunir un capital mayor, y la vulnerabilidad de la convertibilidad, que de este modo cubre una masa menor de la totalidad de los fondos del sistema bancario. Las AFJP ya están sufriendo una desvalorización de sus tenencias, a tal punto el mercado financiero no les ofrece una vía de lucros.


La única diferencia entre la situación actual y la del ‘tequila’ habla mal de la ‘salud’ de la economía menemista. Es que, satélite del dólar, en 1995 la situación argentina fue afectada por la suba de las tasas de interés de los Estados Unidos, en tanto la crisis actual fue detonada en Asia. Pero mientras que la Bolsa de Wall Street se encuentra hoy en la cumbre de sus cotizaciones y la tasa nominal de interés de los Estados Unidos ha bajado, la dolarizada economía argentina tiene una Bolsa que ha perdido el 60% de su valor y paga una tasa internacional superior a la del pasado.


La moratoria de la deuda rusa y la inminente quiebra de la convertibilidad de Hong Kong, nos muestran una perspectiva de derrumbe de los regímenes político-monetarios vigentes y un fuerte golpe centrífugo a la ‘globalización’ de los especuladores internacionales. Cuando se plantea la necesidad de que la clase obrera reivindique una salida propia al derrumbe del régimen económico menemista, los políticos opositores siguen con el engaño de que defienden la estabilidad.