Políticas

9/9/2004|867

No pasaran

Kirchner y su brigada anti-piquetera

Los alcahuetes de Kirchner re­corrieron durante largos me­ses todo el espinel de los me­dios de comunicación para ha­cer agitación contra el movimiento pi­quetero.


Que la calle no puede ser obstruida. Que tu derecho termina donde em­pieza el mío.


Que los piqueteros vayan a laburar. Que el problema lo representan los grupos ideologizados.


No hubo recurso ni prepotencia que no se hubiera usado para desmoralizar a la masa del pueblo que más sufre y que más lucha.


Pero el sábado a la noche pasado los esbirros del Estado capitalista salieron a allanar a los trabajadores de Caleta Olivia que habían impuesto el laburo como un derecho.


En la oscuridad.


Arteros, como auténticos desclasados.


Cuando el pueblo duerme y en el fin de semana.


Más tarde metieron a la policía en la gráfica Rioplatense, cuya dirección no está ‘ideologizada’ sino en la misma línea del sindicato ongarista.


Es que los trabajadores de la Río habían terminado rebelándose contra un régimen carcelario y contra el incumplimiento de innumerables obligaciones patronales.


No eran tampoco ´descontrolados´ los que defendían su derecho en Firestone, del sindicato de Neumático, afiliado a la CTA.


Igual les mandaron los gendarmes.


Ahora se viene la represión contra los trabajadores de Altos Hornos Zapla, cuya pa­tronal, como las petrole­ras del sur, ha violado to­dos los compromisos con­traídos hace solamente tres semanas.


¡Qué decir de lo ocu­rrido con los miles de obreros de Gatic, salva­jemente reprimidos para beneficiar a dos invictos del vaciamiento y la ‘subversión’ económica -los Bakchellián y los Gatic!


¿Despejar el tránsito?


¿La mierda en Plaza de Mayo?


No. Una represión para el bolsillo sin fondo de los pulpos capitalistas.


Los derechos de los pulpos que con­trolan a las empresas en lucha, Cla­rín, Bridgestone y Citibank, no em­piezan en ningún lado ni terminan nunca.


“¿Qué hacer con Quebracho?”, se preguntaba Página/12 mientras los gendarmes cazaban piqueteros en la Patagonia rebelde.


Esta es la moral pequeño burguesa que nos gobierna.


La de los Verbitsky, Julio Blank y Van der Koy -pichones avejentados del ‘progresismo’ que han hecho escuela con Grondona y Neustadt.


Kirchner hizo el sueño de todo ver­dugo patronal de la Patagonia: su bri­gada antipiquetera, añorada desde fe­brero pasado -los parapoliciales de ci­vil que reprimen a los trabajadores y que en sus horas extras se mueven para encubrir el crimen de la Amia, bajo la batuta de la Side.


Con 12 horas diarias de explotación; salarios que equivalen al 30% de una canasta familiar; 22% de desocupación: planes para un solo miembro de la familia de 150 pesos; no tienen nada pa­ra ofrecemos ni tenemos nada que per­der.


Enfrentaremos a estas agresiones con más unidad y disciplina en la ac­ción.


Con un mayor desarrollo de la con­ciencia y de la organización.


El virus piquetero se va extendien­do a las más amplias las de la clase obrera.


El cultivo que lo cría es la banca­rrota sin remedio del capitalismo.


No solamente en la Argentina.


Se trata de un desafío que supera a un pigmeo (que no un pingüino) carco­mido por las contradicciones insupera­bles de su clase social: la explotadora, ladrona y criminal burguesía nacional.


No pasarán.


Nuestros derechos terminan allí donde comience la reorganización inte­gral del país sobre bases socialistas.