Políticas

16/5/2013|1268

No todo es ‘blanqueo’

El gobierno ha justificado el ‘blanqueo’ para escaparle al ‘ajuste’, de ese modo obtendría inversiones sin ‘enfriar’ la economía. Pero como el capitalismo todavía no ha resuelto la cuadratura del círculo, el ‘ajuste’ va.


Privatización de retenciones


Salvo en los círculos especializados, a la opinión pública se le ha escapado la privatización de las retenciones de trigo. En efecto, las cerealeras dejarán de entregar lo que recauden por ese impuesto, para entregarlo a un fondo que manejará el Banco Nación con el concurso de las mismas cerealeras y el resto de las cámaras agrarias. El objetivo es transferir las retenciones ‘al campo’. Esta devolución equivale a una devaluación parcial del peso en beneficio de los capitales que producen para exportación.


Ocurre, sin embargo, que aunque ‘el campo’ tiene 45 mil productores, no llegan a dos mil los que exportan el 50-60% de la producción, de modo que la privatización de las retenciones beneficiará a los grandes capitales del agro, en particular a los pulpos de siembra. ¿Qué imagina el lector que harán esos pulpos con ese ingreso adicional? Seguramente volcarlo al mercado negro del dólar, porque en definitiva quieren una devaluación formal del peso. Los pequeños productores, de todos modos, deberán pasar penurias antes de cobrar su parte. El Banco Nación aprovechará el remanente para financiar el pago de la deuda externa.


Siguen ordeñando a la Anses


¿Por qué ha bajado la cotización del dólar negro si el ‘blanqueo’ aún no es efectivo y tampoco bajará cuando lo sea? En primer lugar, porque la Anses está vendiendo títulos públicos y acciones de empresas en su poder. Esos valores, que se venden en pesos, pueden ser transados en dólares en los mercados del exterior. Amplía, de este modo, el mercado de capitales donde se establece la cotización del dólar paralelo. No hay ubre más rendidora para un especulador capitalista que un gobierno nacional y popular. El gobierno no pretende retomar el control de un mercado cambiario único, sino ‘estabilizarlo’ en un rango de 7 a 9 pesos por dólar, para ‘desdoblarlo’ luego en ese nivel. La devaluación, en definitiva, está en marcha, mucho antes de que suba un nuevo gobierno.


El otro recurso que se ha usado para reducir el dólar negro es el aumento de la tasa de interés a corto plazo -a 24 horas o una semana, que trepó de 14 a 20%, un verdadero golpe de mercado. Esta medida ha frenado un poco la especulación, que se financiaba a tasas inferiores a la suba del dólar. La medida es ‘neoliberal’, esto porque en definitiva encarece el crédito y ‘enfría’ la economía. Lo que hubiera correspondido es la nacionalización de los bancos -más efectiva y más barata para poner coto a la especulación.


Los K han incurrido, con el ‘blanqueo’, en la misma torpeza que volteó a Cavallo. El ‘convertible’ Cavallo también declaró, cuando puso el ‘corralito’, que la medida reactivaría la demanda inmobiliaria de los que querían salir de aquel cepo. No tuvo en cuenta que no ocurriría lo mismo con la oferta inmobiliaria, que no quería ver convertida a la propiedad en dinero encarcelado. Lo mismo ocurrirá con el ‘Cedin’.


YPF


La empresa recuperada para la ‘soberanía energética’, después de haberla vaciado en forma implacable, no ceja en traer a Chevron para explotar el petróleo, reemplazando a una española financiada por fondos anglo-yanquis por un pulpo yanqui que se auto financia. Además sigue emitiendo bonos en pesos, que son devorados por otros organismos del Estado, precisamente porque sólo pagan un interés anual del 19 por ciento. Esta es la ‘atracción fatal’ que ejerce esta empresa en ruinas, que aún continúa, formalmente, en manos de Repsol -que conserva sus acciones. La nueva deuda de que pretende YPF por la vía del blanqueo no tiene mucho futuro -al 4% de interés anual.


Bancarrota


La deuda pública de Argentina, toda sumada, supera con holgura los 200 mil millones de dólares -esto sin incorporar la imputada con el Club de París y los fondos buitres. Los intereses de esta deuda no están computados. El Banco Central, por otro lado, no solamente tiene un patrimonio negativo como consecuencia de la desvalorización de los papeles del Tesoro que tiene en su cartera. Además, las reservas internacionales líquidas son monedas, pues no llegan a nueve mil millones de dólares. Es que a los 39 mil declarados hay que descontar los diez mil que se deben a otros bancos, así como la deuda en pesos con la banca local -cien mil millones de pesos, equivalentes a un rango de 15 a 20 mil millones de dólares. Este pasivo no podría ser redimido en moneda local sin provocar una hiperinflación; debería ser canjeado contra las reservas en divisas. Las reservas, por otro lado, rinden un 0,5% al año, en tanto que la deuda del Central con los bancos se ha acercado al 20%. La diferencia es un déficit que también desataría una hiper, salvo que lo cubra el Tesoro con impuestos -pero el Tesoro tiene un déficit financiero creciente. La desvalorización de la economía nacional es inevitable.


Más tarde o temprano habrá que solicitar un rescate a los acreedores internacionales. Para evitar este desenlace catastrófico y corregir el rumbo a tiempo es necesario reorganizar la economía con una estrategia socialista y un gobierno de trabajadores.