Políticas

19/11/2009|1109

Nuestra política en el conflicto de la salud

El MST se desenmascara

Alternativa 510, con la firma de Lita Alberstein, publica un artículo contra la política del PO, acusándola de divisionista.

“El Partido Obrero, rechaza que acompañen otros sectores, los auto-convocados del campo, legisladores, cuestionan a la Fesprosa, tiene como centro la toma de hospitales y plantea que hay un sector conciliador, que fue a pasear a Buenos Aires y llama a formar un bloque combativo, contra el supuesto bloque dialoguista, pro Iglesia.”

Aquí están concentradas dos estrategias y varios macaneos. El PO ha planteado la necesidad de extender y coordinar la lucha de la salud con los trabajadores y demás sectores en lucha y ha denunciado como un callejón sin salida esforzarse en sumar como aliado al denominado “campo” porque no puede ser aliada de una lucha contra la miseria salarial y el negrerismo, la patronal más explotadora y negrera del país. Hemos denunciado todo intento de colocar la lucha como furgón de cola de la política patronal o de la Iglesia. Enviar delegaciones para visitar a políticos patronales y curas (Alberstein oculta que una aliada suya, en uno de los viajes fue a visitar a Bergoglio) no tiene nada que ver con una estrategia de profundizar la lucha, y sólo sirve para la demagogia de esos políticos (y curas) que representan a partidos como la UCR, el PS o el macrismo, que donde son gobierno llevan adelante la misma política contra los trabajadores que Alperovich. Para el MST, políticos patronales que representan un cero para la lucha son aliados, para nosotros son simples demagogos. Stolbizer había viajado a Tucumán a formar su grupo provincial, y nos opusimos a que fuera oradora de unos de los actos (cosa que el sector combativo de delegados impidió) y denunciamos que por medio de una maniobra se la colocara a la cabeza encabezando la marcha posterior.

Nunca criticamos los paros del Fesprosa, sino el intento de un sector de montarse en esos paros para formular su planteo de “terminar con la lucha” y “ponerse a formar el Fesprosa en Tucumán”.

Para Alberstein la lucha se desenvuelve hacia afuera de los hospitales, por lo cual las ocupaciones serían distraccionistas y generarían división. El planteo no oculta su hostilidad a uno de los métodos claves de la actual lucha. Por eso, no dice una sola palabra sobre la ocupación del Hospital Avellaneda, en la cual se echó al director. Es más, el último plenario interhospitalario votó la virtual ocupación de todos los hospitales, lo que va a acentuar todas las tensiones en los hospitales y desde ya con las dirección de los mismos. El control de los hospitales, desconocer y obligar a renunciar a los directores significaría el derrumbe de la política oficial, por eso el gobierno salió a sostener a todos los cuerpos directivos ante el anuncio de renuncia del director del centro de salud.

La lucha se ha desenvuelto desarrollando dos tendencias que se han ido retroalimentando: la de la huelga general (con piquetes y ocupaciones) y la pueblada (con movilizaciones sumando de manera creciente a sectores de trabajadores y numerosos sectores populares). Para el MST “la clave para profundizar la lucha, es seguir los pasos que ha desarrollado el conflicto como un movimiento social”; es nuevamente puro esquema pero que sirve, entre otras cosas para encubrir el rol traidor de la burocracia de la CGT y la CTA que por todos los medios ha evitado convocar a una huelga provincial.