Políticas

2/10/1997|559

Nueva tragedia obrera en el campo

Cuatro peones de “17, 19, 20 y 24 años”, que “ganaban diez pesos por día y trabajaban en negro”, “murieron envenenados por algo que comieron o por haber respirado alguna sustancia venenosa que estaba en el aire” (Clarín, 13/9).


Según la denuncia del sindicato de los trabajadores rurales, Uatre, los peones “se intoxicaron con un herbicida” (ídem). El secretario general del gremio explicó que “estas tragedias podrían evitarse si los peones hubieran tenido los elementos de protección necesarios, sobre todo cuando se manipulan semillas que son curadas con agroquímicos de alto riesgo. Nosotros venimos denunciando el uso indebido de agroquímicos altamente peligrosos. Están prohibidos en otros países y aquí se los utiliza libremente sin ningún control” (ídem).


La tragedia se produjo en la provincia de Buenos Aires, a menos de dos horas de viaje de la Capital Federal, a 30 kilómetros de San Antonio de Areco, “en la estancia San Ramón, un importante establecimiento de más de 800 hectáreas … propiedad de la familia Duggan” (ídem).


Los Duggan son una de las familias oligárquicas más poderosas del país. “En 1988 este grupo agropecuario tenía 57.870 hectáreas (sólo) en la jurisdicción bonaerense” (Los grupos de sociedades en el sector agropecuario pampeano, de Eduardo M. Basualdo y Joon Hee Bang, 1996). En este trabajo, precisamente, se cita a esta familia como uno de los casos ‘típicos’ de “propietarios que controlan sus tierras mediante la articulación de diversas formas de propiedad” (subsidivisión ‘artificial’ de los predios) … para evadir el impuesto inmobiliario rural.


¡Los Duggan, como los Crotto, los Fortabat, los Werthein, son terratenientes ‘modelo’ de la ‘revolución tecnológica’ que ha hecho de nuestras pampas un nuevo ‘vergel’! Sí, un ‘vergel’ de los ricachones y un lodazal de mugre y muerte para los trabajadores del campo.


Ya hemos denunciado otras veces, desde estas páginas, cómo se alcanzan los altos ‘rendimientos’ productivos en las chacras de hortalizas y verduras de los alrededores de Buenos Aires, con ‘contratos laborales’ que semejan una relación esclavista e inhumana. ¡Ahora sabemos también dónde está la ‘clave’ de todo el incremento del ‘producto bruto’ agropecuario que celebran los capitalistas! ¡600 por ciento de aumento del consumo de fertilizantes y herbicidas en el país, en sólo 5 años, con su correlato en la multiplicación de los ‘rindes’! ¿Medirán también las muertes de los 4 peones bonaerenses y de las decenas que no son reportadas? (Clarín, de paso sea dicho, informó el hecho en su página … 69).


Seis meses atrás, cuando sucedió otra tragedia de 9 ‘golondrinas’ tucumanos, trasladados en condiciones precarias y clandestinamente a Catamarca —que por esto murieron—, Uatre denunció que el trabajo en negro afecta al “90 por ciento de los trabajadores rurales de la Argentina” (Crónica, 12/2).


Los candidatos ‘aliancistas’, que se llenan la boca hablando de ‘ética’, no han dicho una palabra de la nueva tragedia. Necesitamos también representantes obreros en el parlamento, las legislaturas y los concejos deliberantes para defender al trabajador del campo.


¡Sólo el Partido Obrero lleva representantes del surco en sus listas, que levantarán su voz en nombre de los intereses de los explotados de la ciudad y el campo, de todas las capas de los oprimidos!


Hay que luchar por la investigación y el castigo de los responsables de la muerte de los peones bonaerenses. Fiscalización obrera de la aplicación de herbicidas y fertilizantes, contratos laborales legales, vivienda digna, salario mínimo de 1.000 pesos, obra social y jubilación obligatorias para los trabajadores del campo.