Políticas

15/6/1994|421

Organicemos una Marcha Federal obrera y combativa

Todos sabemos cómo y dónde nació la idea de la Marcha Federal: en las calles movilizadas de Santiago del Estero y entre los escombros humeantes de su corrompido poder político.


Todos sabemos también dónde y cómo progresó la idea de la Marcha Federal: en las calles movilizadas de Jujuy y en las cárceles que pretendieron amordazar a sus dirigentes; en la huelga docente de Salta; en los motines de los trabajadores tucumanos de los ingenios cerrados.


La Marcha Federal nació como un planteo para conjugar al conjunto de los trabajadores del país en un único movimiento de lucha y superar así la traición de la burocracia cegetista y su completa descomposición. La Marcha Federal significa en el lenguaje de los explotados del Noroeste argentino —Huelga Nacional. El federalismo de las masas no está concebido para encerrarse dentro de las “economías regionales”, por la simple razón de que nunca tendrán una salida dentro de esos estrechos límites. El federalismo, para los explotados, sólo puede ser la lucha nacional contra la confiscación combinada del capitalismo internacional y nacional. Las provincias argentinas han perdido sustancia económica a través del mismo proceso capitalista que pretende acabar con las conquistas históricas de la clase obrera y con cualquier posibilidad de defensa frente a la explotación patronal.


Las provincias han perdido el 15% de los ingresos de sus Estados por medio de un Pacto Fiscal que le “ahorró” a “sus” capitalistas el pago de impuestos a los ingresos brutos y eliminó para “sus” capitalistas el aporte jubilatorio. Este negociado anti-federal ha beneficiado tanto a la Federación Agraria, a las Apyme y a los Bancos cooperativos, como a la UIA o a la Asociación de Bancos. El Pacto Fiscal, ¡él también denominado Federal!, estableció los impuestos al consumidor de las provincias (ventas), liquidó la jubilación del 82% móvil en la industria privada y ahora se apresta a confiscar las Cajas provinciales. El pago de los intereses de la deuda pública externa e interna (ocho mil millones de dólares) se hace sobre las espaldas de los trabajadores y las provincias (¡incluida la Capital!).


Desde el santiagueñazo, los únicos aliados federales que se han hecho ver de los explotados del NOA, han sido los metalúrgicos de Tierra del Fuego, los mecánicos de Buenos Aires, Tucumán y Córdoba, y la masa de la clase obrera cordobesa en el reciente paro activo nacional. Ellos son los aliados federales del NOA porque tienen un mismo enemigo y tienen las mismas reivindicaciones —es necesario entonces que también tengan un mismo proyecto político.


Es así como se plantea la cuestión: Ellos, los capitalistas, o nosotros, los trabajadores. Para las patronales y para las burocracias sindicales, incluso las “combativas”, el federalismo es una bandera que tergiversan para borrar esas fronteras de clase, y ejecutan esta maniobra de adulteración en el mismo momento en que se llenan la boca con la vigencia de una “globalización” mundial que justificaría, para ellos, pagar la deuda externa y seguir con las privatizaciones, es decir, abandonar la soberanía nacional.


Defendamos, desarrollemos y profundicemos la realización de la Marcha Federal para potenciar el ascenso obrero y popular iniciado con el santiagueñazo, y para reforzar y llevar a la victoria la explosión reivindicativa que viene conmoviendo a los trabajadores y al país desde fines del año pasado. Este debe ser el objetivo y ningún otro. Esta explosión reivindicativa está sacudiendo al “plan” Cavallo y al gobierno menemista, y está conmoviendo los cimientos de una de las mayores ofensivas capitalistas contra la clase obrera en lo que va del siglo. Es la lucha de “la economía política del proletariado” contra la “economía política del capital”; de la “economía política del trabajo y de la realización personales” contra la “economía política basada en la ley del máximo beneficio”.