Políticas

7/3/2002|744

Otra vez, la Asamblea Constituyente

El debate sobre esta consigna sigue siendo uno de los más importantes de las asambleas. El que se dio en la Asamblea de Medrano y Corrientes es ilustrativo ya que participaron varias tendencias, como el Frenapo, el MST, el PCR y el PO.


El Frenapo pidió que se rechace la consigna y fue derrotado por escándalo. Con la izquierda *MST, PCR* el debate tuvo otro alcance. Si bien se declararon partidarios de la Constituyente criticaron al PO, porque no señala qué gobierno la debe convocar. Para el MST un gobierno de las asambleas populares debe convocar a una Constituyente; para el PCR, un gobierno de unidad popular.


Es decir que el MST considera que las asambleas populares ya han madurado como alternativa de poder, en cuyo caso no se entiende por qué no las proclaman, ni las desarrollan, como órganos de la insurrección. Se trata, por tanto, de puro charlatanerismo, lo cual explica los frentes que integra con el Frenapo en Santiago del Estero y con el ARI en la Legislatura porteña.


El MST, por otra parte, admite en su prensa que no está planteado todavía el gobierno de las asambleas populares. Estamos en presencia de un puro propagandismo con una buena dosis de demagogia. Porque de lo que se trata es de plantear las consignas que pueden permitir a las asambleas populares y piqueteras proyectarse como alternativas de poder. A eso apunta, precisamente, la reivindicación de la Constituyente, que tiene un carácter de conjunto. Para el MST, la Constituyente no es una consigna de poder, que precisamente debe despertar en la clase obrera la conciencia de que sólo si ella la convoca, la Constituyente será libre y soberana.


La izquierda no puede elevarse hasta la dialéctica, que en este caso es la siguiente: que las organizaciones de las masas deben luchar por una Asamblea Constituyente que derroque al actual gobierno y asuma el poder, para plantearse el problema de su propio poder. Al luchar por el poder para la Constituyente, las organizaciones de las masas se fortalecen ellas mismas como alternativa de poder y acercan la posibilidad de un gobierno de las asambleas piqueteras y populares