Políticas

17/11/2016

Otra vez sin vacantes en las escuelas porteñas


Se publicaron los listados con las vacantes asignadas en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, después de la dificultosa y cuestionada inscripción online del mes de octubre. Los grupos de internet que agrupan a madres y padres cuyos hijos van a la escuela pública han explotado con dudas, consultas y reclamos por las vacantes que les fueron negadas. Otra vez miles de chicos se quedarán afuera de la escuela pública. Se avecina un verano de angustia para muchas familias. 


 


Meses atrás, la Ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, reconoció que había 11.000 niños sin vacante, y la situación seguirá empeorando en la medida en que el gobierno no construye escuelas y sub ejecuta el presupuesto en infraestructura escolar. 


 


En paralelo, se está discutiendo en el Congreso Nacional la obligatoriedad de la sala de tres años. El mismo gobierno que no garantizó todos estos años las vacantes para los niños de 4 y 5 años en la Capital Federal quiere hacer obligatoria la asistencia a la sala de 3 en todo el país, sin haber previsto en el  presupuesto siquiera un plan de obras para ampliar la infraestructura existente, lo que fue denunciado por la diputada del FIT-PO Soledad Sosa, en la Comisión de Educación.


 


La obligatoriedad de la sala de tres años viene de la mano de una educación devaluada, devenida en contención y con objetivos como “creación de hábitos y socialización”. 


 


El PRO hizo campaña electoral con el tema de la Primera Infancia y anunció la creación de 3000 jardines de los que no se tiene noticia. Esta política apunta a unificar todas las modalidades de gestión del país bajo la órbita del Ministerio de Educación de la Nación; y determinar, mediante la inscripción online, un Índice de Vulnerabilidad Social que servirá para asignar los distintos tipos de vacantes, ya sea en un jardín común, en uno de jornada completa o en un Centro de Primera Infancia (CPI).  A mayor necesidad, mayor carga horaria en centros más precarizados. 


 


Los CPI no son escuelas sino guarderías, que no están bajo la órbita del Ministerio de Educación sino de Desarrollo Social. No tienen la obligación de elaborar y desarrollar un proyecto pedagógico, su personal no ostenta necesariamente el título docente. Además se crean y funcionan bajo convenios con iglesias, clubes, ONG u organizaciones sociales, tercerizando la educación de la primera infancia. 


 


En los planes del gobierno, si las familias quieren una vacante para sus hijos, tendrán que optar por escuelas de segunda.


 


A esta orientación privatista, le oponemos una férrea lucha por la construcción de escuelas y jardines  y una  inscripción integral que vuelva a las manos de las instituciones educativas para  garantizar las vacantes para todos los niños en la escuela pública.