Políticas

18/4/1996|490

Otro aborto de izquierda

Al cierre de esta edición de Prensa Obrera, un conjunto de partidos de izquierda se aprestaba con poca alegría a parir un nuevo aborto, a pesar de los esfuerzos en contrario que realizó el Partido Obrero.


Para colmo de males, el adefesio a punto de ser engendrado ni siquiera es original; se trata de un ‘replay’ aún más deformado que el que protagonizó con la candidatura de ‘Pino’ Solanas, no digamos ya con Villaflor, cuando se formó el Frente del Pueblo, o con Néstor Vicente, en el caso de Izquierda Unida. Es así que el PC, Patria Libre, el Ptp y el Mst parecen decididos a ir en la misma lista a las próximas elecciones de Capital (lo que de ningún modo quiere decir unidos), pero llevando al frente a figuras que no tengan como antecedente haber militado consecuentemente en partidos de izquierda, que no se les conozca una actividad política organizada y que, en definitiva, no sean responsables ante nada ni ante nadie, es decir, que sean políticamente irresponsables o que tengan por lo menos un certificado de buena conducta expedido por la autoridad competente. Estos paracaidistas deberán cubrir obligatoriamente las primeras cuatro candidaturas, o sea las de intendente y vice y las dos primeras de estatuyentes. Los ‘afortunados’ que se lograron encontrar con las  características descriptas son, por ahora, el escritor e historiador David Viñas y el escritor Alejandro Olmos.


Como se ve, la ‘izquierda’ se las ha ingeniado para hacer que  cada paso de ‘unidad’ represente un avance en su liquidación política. Los frentes son cada vez menos representativos y menos convocantes y los ocasionales invitados más descoloridos políticamente. Una ‘izquierda’ que tiene por estrategia disimular su condición está obligada a ser furgón de cola y a desaparecer políticamente. En el caso del Ptp, de Patria Libre y del PC, esta política es propia del nacionalismo pequeño burgués y del stalinismo, que tienen por norma ir a remolque de la burguesía nacional, y en ausencia de ella, de los que puedan actuar como impostores; lo único original que hay aquí es cómo no ha cambiado nada. En el caso del Mst, el aborto tiene que ver con la liquidación política imparable del morenismo; para probar esta afirmación, basta recordar que el Mst amenazaba hasta hace poco con deglutirse a quien no aceptara su posición de “partido de trabajadores encabezado por el ‘Perro’ Santillán” y hoy acepta sin mosquearse (e incluso impulsa con entusiasmo) el liderazgo de un profesor universitario de literatura; a Néstor Vicente se lo enchufaron con ‘internas abiertas’, a Viñas y Olmos los trajeron ellos como propuesta.


Recordemos una cosa: Villaflor fue a parar al cafierismo; Vicente protagonizó el incidente de su jubilación de privilegio y su aliado en el Concejo Deliberante votó el presupuesto del gobierno; el ‘Pino’ votó la intervención menemo-cavallista a Santiago del Estero. ¿A Viñas y a Olmos les van a poner un candado?


El Partido Obrero asistió a las reuniones que produjeron tan lamentable resultado con una posición muy sencilla: queremos un frente de izquierda con candidatos de los partidos que formen el frente de izquierda.


En cuanto al procedimiento para designarlos, dijimos que era una cuestión de discutir y que, en todo caso, se podía convocar a una elección el 5 de mayo, para votar también el programa, luego de un acto común el 1º de Mayo. Por razones de “principio” el Ptp se opuso a una cosa y a la otra; rechazó la ‘interna’ porque permitiría la infiltración de la pequeña-burguesía, pero sin explicar por qué integraron entonces el frente con Menem, en 1989, donde tenían infiltrados hasta al imperialismo. Más prosaico, Patria Libre dijo que elegir los candidatos entre los propios partidos del frente sería engorroso, mientras que el PC fingió examinar la alternativa, para poder desecharla con mayor seguridad.


En la actual situación de aislamiento de la izquierda tomada en forma general y de fuerza electoral del centroizquierdismo, una elección abierta para votar candidatos munidos de un programa no hubiera significado una infiltración de nadie sino que habría impuesto la necesidad de una movilización política del conjunto de los militantes y simpatizantes de la izquierda; por eso la vinculábamos a un acto común el 1º de Mayo.  Su resultado habría sido siempre superior al de la fórmula vergonzante Viñas-Olmos o viceversa.


Con su nueva ‘producción’, la izquierda ‘democratizante’ podrá seguir fingiendo que hace política y no teatro,  y que es de izquierda y no títere de las clases y tendencias hostiles a la clase obrera independiente.


El Partido Obrero jamás podría prestarse a tamaña farsa. Nuestra consigna para las elecciones sigue siendo por un frente de izquierda, dirigida a quienes se nieguen a interpretar la pantomima que les proponen los democratizantes.