Políticas

19/4/2012|1218

Otro “Cirigliano” en Salta

Derrumbe de la terminal de ómnibus de Salta

Concejal

Marcos Levín es dueño de la Veloz del Norte y de la concesión de la Terminal de la ciudad de Salta, entre otros negocios. Apoyó fuertemente a la dictadura, que lo salvó de la ruina, y no tuvo quejas para con una democracia que lo convirtió en millonario a través de subsidios, negociados y contratos exorbitantes. Con la Terminal, por ejemplo, consiguió que Romero le cediera la explotación a su empresa Terminal Salta en 1998, mediante una licitación irregular en la que no se presentó ningún otro oferente. Levín propuso una obra con cines, ‘shopping’, escaleras mecánicas y rampas de acceso directo entre otras cosas, pero no cumplió ni con la mitad de lo estipulado. Cuatro años después, el gobierno, en lugar de rescindirle el contrato -como propuso en ese entonces nuestra bancada en el Concejo-, se la pesificó y le otorgó cuatro millones de pesos en subsidios.

Por su parte, el municipio nunca se encargó de visar los planos ni de hacer el relevo técnico de las obras. Durante todo este tiempo se limitó a prestarle a Levín las máquinas, materiales y mano de obra para realizar las tareas de mantenimiento cotidianas -las que, por contrato, le hubiesen correspondido a la empresa.

En enero, Terminal Salta pidió a la intendencia que le arreglen las serias averías que se evidenciaban en varias dársenas de la pista de ingreso. Cuatro obreros municipales sin protección, que fueron destinados a remover con taladros las placas, “descubrieron en su inspección” (como suele decir mentirosamente la intendencia) que, bajo sus pies, se abría un cráter de cuatro metros de profundidad y de 20 por 11 metros de diámetro. Colapsó la plataforma y el canal que fluía por debajo.

Esto desató una crisis que enfrentó al intendente con otras camarillas oficialistas y romeristas. En este marco (y frente a la presión popular), el intendente Isa amagó con hacer pagar a los responsables e investigar “hasta las últimas consecuencias”.Segundas partes, peores

Luego de tres meses de pujas, Terminal Salta e Isa anunciaron el comienzo de las obras y la continuidad de la empresa a cargo de la concesión, sólo que ahora ésta tendrá al frente al hermano de Levín, Eduardo. Pero esquivaron hablar de responsabilidades, montos de las nuevas obras, financiadores y planos. Se limitaron a pedir que “no los molesten más con preguntas inquisidoras”. Por su parte, el Levín relevado se va al vestuario por la manga inflable estatal.

La experiencia demuestra, una vez más, que el lucro capitalista y los servicios públicos son conceptos cada vez más incompatibles. Los Levín y el Estado están en peores condiciones económicas que hace 15 años y se aprestan a rodar la segunda parte de una saga cuya primera versión ya fue mala.

Desde el Partido Obrero proponemos una política diametralmente opuesta: exigiremos en el Concejo Deliberante la rescisión del contrato, la estatización del servicio bajo control de los trabajadores y la conformación de una comisión investigadora parlamentaria para que los Levín y los responsables políticos de este desastre paguen por el pasivo dejado a la ciudad.