Políticas

19/8/2004|864

Pacto de ibarristas, kirchneristas y macristas contra las libertades

El jueves 19, todos a la legislatura

El desmoronamiento de la sesión legislativa del pasado 4 de agosto sacó a la luz la fractura de los principales bloques patronales de la Ciudad, comen­zando por el macrismo. Pero puso de relieve, también, la existencia de una componenda para aprobar, con “amplio consenso”, el Código Contravencional.


El sector más recalcitrante del macrismo -una mezcla de agentes de la Federal, del clero y de capita­listas del juego- se opuso a la re­ducción de la edad de imputabilidad de 18 a 16 años. Se trataba, preci­samente, de la cuestión que el otro sector del macrismo -integrado por representantes directos de las ONG y fundaciones capitalistas- había resuelto concederle a los diputados ibarristas, kirchneristas y del ARI a cambio, claro está, de que luego se avance en los puntos más “ríspidos” del proyecto: la penalización de la venta ambulante, de la "oferta y de­manda de sexo” y de los piquetes y movilizaciones callejeras. En torno de este “consenso”, los progresistas y transversales porteños están ce­rrando un acuerdo con esa fracción del macrismo.


Las rutas del “consenso”


Los diputados “progresistas” han optado por “discutir los térmi­nos” del Código. Miguel Talento (kirchnerista) propugna “zonas ro­jas definidas institucionalmente” frente a las “actuales zonas rojas de hecho manejadas por la Policía”. Laura Moresi (ibarrista) plantea que se penalice la oferta de sexo só­lo si al “vecino que le molesta llama a la Policía, y ahí se le dé interven­ción al fiscal” (La Nación, 10/8). Del mismo modo, proponen regimentar la venta ambulante, pero sin caer en el “extremo” del decomiso. Estas “consideraciones” progresistas no alteran, sin embargo, la médula re­accionaria del nuevo Código. Para sus impulsores, importa mucho “qué o quién hará cumplir la nor­ma”, es decir, la existencia de un aparato policial facultado para es­grimir el Código como su herra­mienta legal. Precisamente, la Po­licía comunitaria —los 500 efectivos de la Federal que se dedicarán a las contravenciones- “estará funcio­nando antes de fin de año” (ídem). El Código le otorgará a este nuevo aparato de represión su instrumen­to para reforzar las extorsiones, co­mo lo hace hoy la Federal.


Quebrar el Código reaccionario


En el “consenso” no se ha dicho una palabra, todavía, sobre las res­tricciones a piquetes y movilizacio­nes. Ibarra, de todos modos, se pro­nuncia todos los días a favor del “or­den en la ciudad”, es decir que lle­gado el punto —y consensuado el 90% del Código— prestarían el quórum para “perder” en una votación ajustada, donde el macrismo haga el “trabajo sucio” de votar contra el derecho a ganar las calles.


Las movilizaciones contra el Có­digo —y su inclusión en la agenda pi­quetera- han reforzado la delibera­ción popular. Hay que apoyarse en estas tendencias para una movili­zación que se proponga quebrar el Código reaccionario y mandarlo de­finitivamente “a archivo”. Por eso, el jueves 19 —día previsto para con­tinuar su tratamiento- marchare­mos a la Legislatura.