Políticas

22/10/2015|1386

¡Para el maquinista Marcos Córdoba, la absolución!


En el final del juicio por el accidente de Once (22 de febrero de 2012) -cuando el tren chapa 16 chocó contra el paragolpes del andén 2, ocasionando 52 muertos y 795 heridos- ha quedado demostrada, en forma fehaciente, la inculpabilidad del conductor del tren, Marcos Córdoba.


 


Denunciamos que el gobierno K quiere usar al compañero como chivo expiatorio, planteando la falla humana, y de esa manera salvar a los empresarios y sus propios funcionarios.


 


En el accidente hay cinco factores fundamentales para saber por qué ocurrió el choque: el peso del tren, cómo estaban los frenos, la altura entre vagón y vagón, la velocidad y el paragolpes:


 


1)  un tren, en condiciones normales, transporta entre cinco y ocho personas por metro cuadrado. El 22 de febrero de 2012, primer día hábil después del feriado de carnaval, el tren que partió de Moreno con más de 20 minutos de demora y en pleno horario pico, venía abarrotado. A medida que se acercaba a Once, más sobrepeso tenía. Quedó demostrado que viajaban entre 11 y 12 personas por metro cuadrado;


 


2) los frenos funcionan con compresores de aire comprimido. Con el tren Toshiba, cada coche tiene un compresor para el frenado. Ocho coches deberían tener ocho compresores, como indica el fabricante. El chapa 16 tenía de movida dos compresores menos. Unos días antes del choque, la empresa TBA había  reconocido, en una comunicación interna (presentada en el juicio por los familiares de las víctimas) que el tren debía ser retirado por las pérdidas de aire, por sus cañerías (que habían sido cambiadas las originales de galvanizado a plástico), sus fallas neumáticas, etc… Pero en el juicio se demostró algo peor: no tenía dos compresores menos, tenía cuatro menos;


 


3) el juicio demostró que la altura de los distintos vagones era desigual, lo que provocó el acaballamiento del segundo coche con el primero; el tercero con el segundo y el cuarto con el tercero. La mayoría de las muertes se dieron por esta situación. Esto se produce porque el material rodante estaba podrido, por el óxido y falta de mantenimiento;


 


4) quedó demostrado que el tren chapa 16 ingresó al andén 2 a 26 km por hora y, al chocar con el paragolpe, lo hizo a una velocidad de 20 km hora, por una aplicación degradada de los frenos;


 


5) el paragolpe fijo no funcionó por falta de mantenimiento y no permitió la disipación del impacto, lo que agravó considerablemente el accidente.


 


Conclusión: el sobrepeso enorme que tenía el tren, junto a la falta de compresores, significó que a pesar de la aplicación de los frenos por parte de Córdoba, el tren no frenara, embistiera al paragolpe fijo -que debiera ser hidráulico- con lo que el tren chocó, en realidad, contra un pared de hormigón y que los cuatro primeros coches se acaballaran, provocando la tragedia.


 


Córdoba no estaba borracho ni drogado, ni sufría de sueño blanco ni de epilepsia, sino que venía manejando el tren, aplicando los frenos y quedó aferrado a los controles hasta el choque, quedando aprisionado en la cabina de conducción y su rescate ¡duró horas! No hubo falla humana. Lo que hubo es una enorme corrupción. Por eso las querellas más importantes no pidieron condena para Córdoba. El fiscal del Estado que pidió una condena de tres años y medio (que no es excarcelable), sólo pudo argumentar que el tren iba muy rápido. Que entró en el anden a 26 km por hora y debió hacerlo a 12 km. Pero hay un pequeño detalle: el tren no tenía velocímetro, estaba anulado en la formación, es decir que sólo se podía medir la velocidad a ojo.


 


En el juicio estan expresadas las clases sociales más importantes de la sociedad capitalista. De un lado, empresarios y sus funcionarios, representados por los Cirigliano, Jaime, Schiavi y compañía (junto a ellos, la burocracia sindical del riel que permitió este estado de degradación y muerte); del otro, los trabajadores, expresado en los usuarios y los familiares de las víctimas y los empleados del tren (quienes en el Sarmiento alertaron decenas de veces sobre la criminal situación de abandono).


 


Todos los sectores populares y obreros tenemos que movilizarnos y reclamar la absolución de Marcos Córdoba. La Fraternidad, gremio de los conductores, no realiza una campaña pública de defensa política, gremial y tecnica de Córdoba, lo que pinta de cuerpo entero a esta burocracia sindical.