La convocatoria de acreedores del Banco Galicia llegó a un arreglo: el quebrado banco de Escasany va a ser “rescatado” con dinero de dos fondos estatales, el de seguro de depósitos y el fondo de garantías, mientras que parte de lo que se debe a los bancos acreedores del Galicia será transformado en acciones, lo cual los convertirá en sus nuevos dueños. Pero hay algo más: se convino en que la recuperación de los créditos de categoría 1 del Galicia, o sea los de cobro más seguro, fueran destinados al pago del restante de la deuda. En resumen, los acreedores del Galicia obtienen todos los dólares que se les niega a los depositantes de éste y de los demás bancos, mediante el aporte de dos fondos estatales y la prioridad para cobrar los créditos de mayor calidad. Es decir que los dólares están, pero nunca para los ahorristas.

De todos modos, el Galicia no se salva, tampoco sus trabajadores. Al pool de bancos que se han quedado con sus restos no les interesa conservarlo. De ahora en más procederán a liquidar las sucursales y a descontar en el mercado el resto de su cartera de créditos. Es decir que lo desguazan y se quedan con el efectivo. Algunos de los mismos bancos acreedores recomprarán con un fuerte descuento la cartera de créditos más comprometida del Galicia, con lo que intentarán quedarse con las empresas endeudadas por apenas unos pocos centavos.

A estos procedimientos se refiere el FMI cuando habla de soluciones de libre mercado y de un plan sustentable.