Políticas

7/1/1999|614

Parajón confirma denuncia del Partido Obrero

En Prensa Obrera n° 606 y en una posterior carta abierta a Pueblo Unido (PO n° 608), de­nunciamos el abandono por par­te de Parajón de las posiciones antiimperialistas y democráti­cas y su pasaje cada vez más abierto al campo de los oligarcas y del régimen político actual. En la revista Contexto n° 79, del 21 de diciembre, se reproduce una nota a Parajón con el título “Los empresarios no tienen que temerme” y es claro del conteni­do de la nota, que los empresa­rios no tienen nada que temer de Parajón y Pueblo Unido.


 


Arcor


En la nota, Parajón plantea el reconocimiento de la deuda pública, a la que “se debe refinanciar… a largo plazo, 15 ó 20 años, buscando mejores condiciones” (ídem). Con esto, convalida toda la política de en­deudamiento fraudulento y usu­rario de los gobiernos militares y civiles y, como también ocurrió con la deuda externa nacional, la estatización de la deuda privada, especialmente la contraída por los oligarcas con la banca provin­cial. Durante el gobierno de Or­tega, como parte del negociado privatizador del Banco Provin­cia, el Estado provincial quedó como garante de los créditos pri­vados y por ese motivo tiene hi­potecado el 5% de la coparticipa­ción federal. Parajón apunta to­davía más alto, porque agrega que como consecuencia de su po­lítica “van a venir muchos ca­pitales a Tucumán, porque los empresarios serios esta­rán deseosos de invertir en una provincia gobernada con honestidad y en la que se privilegiará el trabajo” (ídem).


Claro que los capitales, en las condiciones actuales de la crisis mundial, sólo ingresarían a la provincia si ven oportunidades de obtener superbeneficios, por eso Parajón tiene que señalar en la nota que “hace falta un an­damiaje de leyes que pongan en marcha la producción, utilizando especialmente los estímulos a partir de par­ques industriales con estímulos impositivos” (ídem). No


vacila en afirmar que “también apoyaremos a las grandes empresas, que hacen inver­siones genuinas, como es el caso de Arcor, que ayuda al progreso de Tucumán. Para los capitales serios habrá exenciones y promociones fiscales” (ídem). Parajón califi­ca como capital serio a Arcor, la empresa promotora de la Funda­ción Mediterránea, que ha ren­tado a todo el equipo de Cavallo, y que en Tucumán vino a aprove­char las promociones impositi­vas y los bajos salarios en la década del ‘70. Bajo el gobierno de Ortega, Arcor que ya tenía una fábrica de golosinas, se apo­deró del ingenio Providencia, y lo primero que hizo fue despedir a centenares de trabajadores y desconocer el convenio colectivo, además de imponer una feroz flexibilización laboral.


 


Gelsi


Es importante consignar que Arcor defiende la necesidad de un acuerdo azucarero en el Mer- cosur, esto para evitar las repre­salias de Brasil a la importación de golosinas argentinas, e inclu­so para bajar el precio del azúcar que es la materia prima princi­pal de su producción. Tal acuer­do produciría una mayor explo­tación de los trabajadores y el cierre de mayor cantidad de in­genios y fincas.


Parajón reivindica a Gelsi, quien representó a la UCRI y gobernó a la provincia entre 1958 y 1962, del mismo modo que lo ha hecho Menem con Frondizi. “Para mí el ejemplo a rescatar en la historia contemporánea de Tucumán es Celestino Gelsi” (ídem), señala Parajón, (que) “sacó a la pro­vincia a flote por ser un cau­dillo, un líder político. Y ese es el ejemplo más palpable que yo tengo de las posibili­dades de recuperar a la pro­vincia” (ídem). Gelsi, sin em­bargo, representó a uno de los gobiernos más corruptos, oligár­quicos y represores de la historia provincial. En este sentido, el socialista Juan Octaviano Taire, en su libro Azúcar para el mono­polio, señala que Gelsi levantó la consigna de terminar con el precio político del azúcar, osea la duplicación, del precio que regía hasta ese momento. Con esta bandera, Gelsi fue apoyado por todos los oligarcas de la pro­vincia y del NO A. Es así que va logrando aumentos sucesivos hasta llegar en 1961 a 19,50 el kilo contra 4,90 en 1959. Estos beneficios van a parar a los bolsi­llos de los oligarcas; el estado, los cañeros y los trabajadores no ven un peso.


Gelsi también desató una fe­roz represión contra los trabaja­dores azucareros. Taire señala que “durante el gobierno de Celestino Gelsi todo el poder estatal se vuelca en el objeti­vo de destruir a FOTIA, con­signa que habían dado los in­dustriales azucareros, y que ese gobierno quiso efectivizar.


Durante la huelga reali­zada en 1958, las fuerzas poli­ciales, obedeciendo a órde­nes directas del gobernador, intentan el asalto al local de FOTIA, y desde puntos estra­tégicos de la plaza ubicada al frente de dicho edificio, rea­lizan un fuego graneado de armas largas, durante el cual cae asesinado el obrero Ma­nuel de Reyes Olea”, del sindi­cato del ingenio San Pablo. En relación a otras movilizaciones populares de la época, Taire cita la denominada Marcha del Hambre realizada en julio de 1961, que reunió a 25 mil cañe­ros y obreros del surco, “mani­festación que fue disuelta violentamente por el gobier­no de Gelsi que, a pesar de una temperatura glacial de más de dos grados bajo cero, ordenara al cuerpo de bom­beros descargar sus tanques de agua en hora de la madrugada sobre los miles de cañe­ros, obreros, mujeres y niños que pernoctaban en la plaza Independencia, mientras por otros lugares los hacía atacar con los cuerpos de ga­ses lacrimógenos y la Infan­tería policial armada con ametralladoras, armas lar­gas, produciéndose uno de los hechos más resonantes de esa época”.


La historia oficial y Parajón registran que Gelsi construyó el dique del Cadillal, pero omiten que fue un gran negociado y uno de los mayores actos de corrup­ción de la época. Taires señala que “el contrato firmado por el gobierno de Gelsi con una empresa inglesa —sin lla­marse a licitación y maneja­das todas las negociaciones en forma personal y directa por el mencionado goberna­dor-, ha sido destruido por estudios serios y responsa­bles, como el realizado por el Centro de Ingenieros de Tu­cumán. Con decir que entre las grandes anormalidades, figura el derecho que se con­cede a la empresa de no ren­dir cuenta documentada so­bre 1.000.000 de libras ester­linas, que es señalado como el monto de la coima pagada para lograr el contrato. El dique, destaca, servirá espe­cialmente para valorizar a tres latifundios, uno de ellos de los Paz, propietarios del Ingenio Concepción”.


Conclusión


Pueblo Unido se ha desplaza­do de su línea democratizante combativa anterior a una demo­cratizante pro-oligárquica. Al mismo tiempo ha dejado de ser un canal de movilizaciones popu­lares. No tiene diferencia de principios con la Alianza, ni Me­nem. Significativamente, Iz­quierda Unidad y Patria Libre, cuando más a la derecha gira Parajón, más acentúan su apoyo, como el que acaba de ratificar Patricio Echegaray, en una re­ciente visita a Tucumán, coinci­dente con la publicación de la nota a Parajón en la revista Con­texto.


La experiencia con Parajón debe servir a los sectores popula­res que lo siguieron para con­cluir que es necesario una orga­nización política independiente de los explotados; organización, no caudillismo; política clasista, no pequeñoburguesa.