Parajón confirma denuncia del Partido Obrero
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En Prensa Obrera n° 606 y en una posterior carta abierta a Pueblo Unido (PO n° 608), denunciamos el abandono por parte de Parajón de las posiciones antiimperialistas y democráticas y su pasaje cada vez más abierto al campo de los oligarcas y del régimen político actual. En la revista Contexto n° 79, del 21 de diciembre, se reproduce una nota a Parajón con el título “Los empresarios no tienen que temerme” y es claro del contenido de la nota, que los empresarios no tienen nada que temer de Parajón y Pueblo Unido.
Arcor
En la nota, Parajón plantea el reconocimiento de la deuda pública, a la que “se debe refinanciar… a largo plazo, 15 ó 20 años, buscando mejores condiciones” (ídem). Con esto, convalida toda la política de endeudamiento fraudulento y usurario de los gobiernos militares y civiles y, como también ocurrió con la deuda externa nacional, la estatización de la deuda privada, especialmente la contraída por los oligarcas con la banca provincial. Durante el gobierno de Ortega, como parte del negociado privatizador del Banco Provincia, el Estado provincial quedó como garante de los créditos privados y por ese motivo tiene hipotecado el 5% de la coparticipación federal. Parajón apunta todavía más alto, porque agrega que como consecuencia de su política “van a venir muchos capitales a Tucumán, porque los empresarios serios estarán deseosos de invertir en una provincia gobernada con honestidad y en la que se privilegiará el trabajo” (ídem).
Claro que los capitales, en las condiciones actuales de la crisis mundial, sólo ingresarían a la provincia si ven oportunidades de obtener superbeneficios, por eso Parajón tiene que señalar en la nota que “hace falta un andamiaje de leyes que pongan en marcha la producción, utilizando especialmente los estímulos a partir de parques industriales con estímulos impositivos” (ídem). No
vacila en afirmar que “también apoyaremos a las grandes empresas, que hacen inversiones genuinas, como es el caso de Arcor, que ayuda al progreso de Tucumán. Para los capitales serios habrá exenciones y promociones fiscales” (ídem). Parajón califica como capital serio a Arcor, la empresa promotora de la Fundación Mediterránea, que ha rentado a todo el equipo de Cavallo, y que en Tucumán vino a aprovechar las promociones impositivas y los bajos salarios en la década del ‘70. Bajo el gobierno de Ortega, Arcor que ya tenía una fábrica de golosinas, se apoderó del ingenio Providencia, y lo primero que hizo fue despedir a centenares de trabajadores y desconocer el convenio colectivo, además de imponer una feroz flexibilización laboral.
Gelsi
Es importante consignar que Arcor defiende la necesidad de un acuerdo azucarero en el Mer- cosur, esto para evitar las represalias de Brasil a la importación de golosinas argentinas, e incluso para bajar el precio del azúcar que es la materia prima principal de su producción. Tal acuerdo produciría una mayor explotación de los trabajadores y el cierre de mayor cantidad de ingenios y fincas.
Parajón reivindica a Gelsi, quien representó a la UCRI y gobernó a la provincia entre 1958 y 1962, del mismo modo que lo ha hecho Menem con Frondizi. “Para mí el ejemplo a rescatar en la historia contemporánea de Tucumán es Celestino Gelsi” (ídem), señala Parajón, (que) “sacó a la provincia a flote por ser un caudillo, un líder político. Y ese es el ejemplo más palpable que yo tengo de las posibilidades de recuperar a la provincia” (ídem). Gelsi, sin embargo, representó a uno de los gobiernos más corruptos, oligárquicos y represores de la historia provincial. En este sentido, el socialista Juan Octaviano Taire, en su libro Azúcar para el monopolio, señala que Gelsi levantó la consigna de terminar con el precio político del azúcar, osea la duplicación, del precio que regía hasta ese momento. Con esta bandera, Gelsi fue apoyado por todos los oligarcas de la provincia y del NO A. Es así que va logrando aumentos sucesivos hasta llegar en 1961 a 19,50 el kilo contra 4,90 en 1959. Estos beneficios van a parar a los bolsillos de los oligarcas; el estado, los cañeros y los trabajadores no ven un peso.
Gelsi también desató una feroz represión contra los trabajadores azucareros. Taire señala que “durante el gobierno de Celestino Gelsi todo el poder estatal se vuelca en el objetivo de destruir a FOTIA, consigna que habían dado los industriales azucareros, y que ese gobierno quiso efectivizar.
Durante la huelga realizada en 1958, las fuerzas policiales, obedeciendo a órdenes directas del gobernador, intentan el asalto al local de FOTIA, y desde puntos estratégicos de la plaza ubicada al frente de dicho edificio, realizan un fuego graneado de armas largas, durante el cual cae asesinado el obrero Manuel de Reyes Olea”, del sindicato del ingenio San Pablo. En relación a otras movilizaciones populares de la época, Taire cita la denominada Marcha del Hambre realizada en julio de 1961, que reunió a 25 mil cañeros y obreros del surco, “manifestación que fue disuelta violentamente por el gobierno de Gelsi que, a pesar de una temperatura glacial de más de dos grados bajo cero, ordenara al cuerpo de bomberos descargar sus tanques de agua en hora de la madrugada sobre los miles de cañeros, obreros, mujeres y niños que pernoctaban en la plaza Independencia, mientras por otros lugares los hacía atacar con los cuerpos de gases lacrimógenos y la Infantería policial armada con ametralladoras, armas largas, produciéndose uno de los hechos más resonantes de esa época”.
La historia oficial y Parajón registran que Gelsi construyó el dique del Cadillal, pero omiten que fue un gran negociado y uno de los mayores actos de corrupción de la época. Taires señala que “el contrato firmado por el gobierno de Gelsi con una empresa inglesa —sin llamarse a licitación y manejadas todas las negociaciones en forma personal y directa por el mencionado gobernador-, ha sido destruido por estudios serios y responsables, como el realizado por el Centro de Ingenieros de Tucumán. Con decir que entre las grandes anormalidades, figura el derecho que se concede a la empresa de no rendir cuenta documentada sobre 1.000.000 de libras esterlinas, que es señalado como el monto de la coima pagada para lograr el contrato. El dique, destaca, servirá especialmente para valorizar a tres latifundios, uno de ellos de los Paz, propietarios del Ingenio Concepción”.
Conclusión
Pueblo Unido se ha desplazado de su línea democratizante combativa anterior a una democratizante pro-oligárquica. Al mismo tiempo ha dejado de ser un canal de movilizaciones populares. No tiene diferencia de principios con la Alianza, ni Menem. Significativamente, Izquierda Unidad y Patria Libre, cuando más a la derecha gira Parajón, más acentúan su apoyo, como el que acaba de ratificar Patricio Echegaray, en una reciente visita a Tucumán, coincidente con la publicación de la nota a Parajón en la revista Contexto.
La experiencia con Parajón debe servir a los sectores populares que lo siguieron para concluir que es necesario una organización política independiente de los explotados; organización, no caudillismo; política clasista, no pequeñoburguesa.