Políticas

18/2/2015|1351

Pelea de buitres


Los acuerdos con China han desatado fuertes reaccciones y choques en las filas de la burguesía. A pesar de la tentativa de disimularlo en el comunicado final, la reunión de la UIA con los funcionarios del gobierno no arrojó ningún avance. Asistimos a una rebelión de un sector importante del empresariado, que teme quedar afuera en el reparto de las obras y contratos públicos. Los acuerdos establecidos con el gigante oriental contemplan la adjudicación directa, sin pasar por una licitación e incluso cláusulas desventajosas como la posibilidad de importar insumos sin aranceles o de contratar personal de China en igualdad de condiciones que la mano de obra local.


 


Pero, además, hasta el día de hoy se desconoce la letra chica de los acuerdos, por lo cual pueden existir cláusulas aún más leoninas. Se repite el mismo régimen secreto y conspirativo que tuvo lugar a la hora de suscribir los convenios con Chevron por Vaca Muerta.


 


Uno de los cuestionamientos más agudos proviene de Techint, quien viene siendo acosado por la competencia creciente de China. Según la Asociación Latinoamericana de Acero (Alacero), las ventas de acero ‘made in China' en la región pasaron de 0,3 millones de toneladas por año en 2005 hasta 8 millones de toneladas el año pasado. Ya hoy, el 50% del acero mundial se hace en China y Latinoamérica es su segundo mayor mercado. La corporación viene sufriendo ese asedio en sitios estratégicos como México, donde está alojada una de sus principales plantas de producción.


 


 


Choques


 


Pero la reacción dista de ser homogénea. Las alimenticias (en primer lugar, Arcor), que vienen haciendo pie y exportando al mercado chino, respaldan el convenio. “En la Coordinadora de Industrias Alimenticias (Copal), están tranquilos (…), más allá de las quejas por el oscurantismo de los convenios firmados por el gobierno” (Perfil, 15/2).


 


Una mirada similar tienen los hermanos Bulgheroni, cuya empresa Bridas Energy es socia la petrolera china Cnooc, y logró establecer, por esta vía, un contrapeso a la British Petroleum en el control de su petrolera insignia PAE. Además, consiguió, en sociedad con los chinos, quedarse con los activos de Exxon Mobil en el país, relanzar las estaciones de servicio Esso con el nombre Axion, y ampliar la refinería de Campana.


 


Los acuerdos potenciaron diferencias no sólo entre las diferentes cámaras, sino que las han partido por dentro. En la cámara que reúne a los metalúrgicos se ha generado una disputa intestina de alto voltaje entre los empresarios amigos del gobierno y quienes han quedado relegados en el reparto. Entre los primeros, figura Juan Carlos Lascurain, titular de Admira, cuya empresa, Fainser, lleva adelante la construcción llave en mano de una central de generación eléctrica en Santa Fe junto a General Electric y la española Duro Felguera.


 


El gobierno está acelerando los trámites para el tratamiento de los acuerdos con China en Diputados, que ya tienen media sanción en el Senado.El debate en la Cámara baja va a reflejar también las grietas existentes en la propia oposición. Mientras el massimo se alinea con la Unión Industrial (De Mendiguren, quien reviste en las filas del intendente de Tigre, es uno de los principales promotores del rechazo del acuerdo), el macrismo siempre ha revelado sus simpatías a favor de una aproximación a China. El jefe de Gobierno porteño ha sido un adelantado en la materia, con la importación de vagones provenientes de dicho país al ámbito de la Ciudad. De todos modos, el PRO no se privará de denunciar el carácter improvisado de las medidas asumidas por el gobierno y reclamar un viraje integral de la política económica.


 


 


Pacto semicolonial


 


Asistimos a una disputa por el botín. Oficialistas y opositores actúan como furgón de cola de los diferentes bandos patronales. Los acuerdos con China no modifican el carácter de la política llevada adelante durante la década K. Es necesario poner fin a un régimen parasitario y corrupto, que ha tenido como grandes beneficiarios a la patria contratista y al gran capital, saqueando al país y a los trabajadores. No a los pactos semicoloniales con China y el imperialismo. No a la entrega y sometimiento del país a las corporaciones chinas ni extranjeras. Que la crisis la paguen los capitalistas. Por un plan de industrialización y reactivación integral del país discutido por los trabajadores que apunte a dar satisfacción a las grandes y apremiantes necesidades sociales.