Políticas

19/6/2008|1042

PENAL DE EZEIZA | Motín y huelga de hambre de las madres presas

El Servicio Penitenciario retiró el miserable refuerzo alimentario que recibían los chicos que están presos con sus madres. El "refuerzo" es una bolsa semanal con 700 gramos de papa, 100 de cebolla, cuatro hojas de acelga, dos zanahorias chicas, un zapallito, una calabaza, un yogur. Por día, 80 gramos de carne. Una vez al mes, una bolsa de galletitas, un flan y una gelatina.

Fue la gota que colmó el vaso: desde el 10 de junio, las internas de los diez pabellones de madres de la Cárcel de Mujeres de Ezeiza (U31) se declararon en huelga de hambre. Exigen la ley de detención domiciliaria para madres y embarazadas (con media sanción en Diputados pero cajoneada desde noviembre en Senadores); mejores condiciones de detención para ellas y sus hijos (atención médica, abrigo); espacio verde para los chicos y restitución de los alimentos. Se sumaron algunos pabellones de la Unidad de Devoto. "Muchas habían pedido arrestos domiciliarios, a todas les fue negado. Pasan frío, no tienen suficiente abrigo, hay ratas y cucarachas. Los últimos tiempos les daban leche de pésima calidad, con grumos negros" (Crítica, 16/6).

El Servicio dobló la apuesta: el 17 de junio, el jefe de la U31 convocó a las delegadas sólo para reírse de sus reclamos. "El director sacó una hojita, iba anotando y se reía de nuestros reclamos", reveló una de las madres en huelga. La provocación fue respondida con el motín: "Las internas abandonaron la reunión abruptamente y tomaron el control de los pabellones de madres" (Página/12, 18/6)

Como ya denunció Prensa Obrera, la mayoría de las presas son "primarias" y están bajo proceso, sin condena. Ellas y sus hijos viven en condiciones infrahumanas, hacinadas, sin alimento y prácticamente sin atención médica. A principios de marzo, el SP "paseó" y golpeó bárbaramente a los presos de la Unidad 25 (Olmos), la mayoría enfermos graves, al grito de "pendejos buchones". Fue una venganza porque los acusan de denunciar las "salidas" del ex comisario Alfredo Fanchiotti, el asesino de Kosteki y Santillán. Ahora la provocación es contra las presas y sus hijos. Estas bestias están buscando una masacre, con la complicidad del gobierno y también de los legisladores. 

Olga Cristóbal