Perú: Un torbellino de luchas

El gobierno de Alan García enfrenta una impresionante ola de luchas, la mayor de toda América Latina.

En octubre, se registraron 189 conflictos, el doble que un año antes. Se concentran en los alrededores de Lima y en el sur del país.

Los conflictos se caracterizan por su localismo y por la variedad de las reivindicaciones levantadas: hay huelgas y cortes de rutas en la industria minera y en la explotación petrolera (tanto de sus trabajadores como de las poblaciones vecinas, perjudicadas por la contaminación o en reclamo de mayores regalías), contra proyectos estatales de infraestructura (que afectan a distintas localidades), por mejores servicios, por la expulsión de funcionarios corruptos. Otra de sus características es su carácter activo y su autodefensa frente a los ataques de la policía.

Este verdadero torbellino de movilizaciones estalla cuando los efectos de la crisis mundial recién comienzan a hacerse sentir en Perú. Hasta hace poco, el país registraba una tasa de crecimiento anual del 10%. Los beneficios de ese crecimiento se concentraban en los grandes bancos y los pulpos imperialistas: a pesar del crecimiento ininterrumpido de los últimos años, la miseria popular no se ha reducido.

Con la generalización de los despidos en masa, la reducción de las exportaciones mineras y de la recaudación impositiva que plantea la crisis mundial, la ola de luchas podría extenderse por el país, agrupar a masas más ampias de trabajadores y plantear reivindicaciones comunes. Entonces el torbellino se convertirá en huracán.