Por el triunfo de la huelga petrolera del sur

En un plenario realizado el viernes 27, los petroleros de la Cuenca de San Jorge, agrupados en los sindicatos de Petróleo y Gas Privado de Chubut y Santa Cruz y Jerárquicos, lanzaron un paro indefinido a partir de las 0 horas del sábado 28, por la baja de 28 equipos de la empresa YPF. Esta baja significa una disminución del 40% de la actividad y más despidos


En un plenario realizado el viernes 27, los petroleros de la Cuenca de San Jorge, agrupados en los sindicatos de Petróleo y Gas Privado de Chubut y Santa Cruz y Jerárquicos, lanzaron un paro indefinido a partir de las 0 horas del sábado 28, por la baja de 28 equipos de la empresa YPF. Esta baja significa una disminución del 40% de la actividad y más despidos.


 


A la medida se le sumó un bloqueo a la planta de despacho de combustibles en Kilómetro 3 de Comodoro Rivadavia por parte del sindicato de Camioneros, contra el despido de 20 trabajadores.


 


El paro, que tiene una adhesión total, muestra una férrea y tenaz voluntad de lucha. Los petroleros se movilizaron al costado de la ruta y empieza a escasear el combustible en Comodoro.


 


El mensaje que convocó a los petroleros a su plenario, decía: “Estado de alerta, retención y corte de ruta, pese a lo que se firmó”. Porque esta nueva huelga ocurre a pocos días del paro activo bautizado Comodorazo, contra la petrolera PAE.


 


En ese momento y con 15.000 trabajadores movilizados, se logró que PAE subiera equipos, frenando despidos. Jorge Avila y Claudio Vidal, secretarios generales de los sindicatos petroleros habían firmado el 6 de mayo la paz social. A los pocos días se sucedieron los despidos en las empresas del grupo Lufkin y en Sipetrol, llevando a los trabajadores de esas compañías a bloquearlas con piquetes, ya sin la movilización y la huelga de conjunto.


 


Con la paz social, la burocracia sindical quiso contener la organización propia de los trabajadores, así como la continuidad de las medidas capaces de lograr una victoria rotunda.


 


Este nuevo paro indefinido se da en medio de las negociaciones paritarias, donde Avila y Vidal han planteado un 40% de aumento. Las compañías, no sólo ofrecen porcentajes menores y en cuotas, sino que quieren lograr una rebaja salarial.


 


Hasta ahora se ha establecido una suma puente de 8.000 pesos, pero los pulpos petroleros quieren cambiar el régimen laboral, para pasarlo de dos turnos de doce a tres de ocho horas. De esta manera, se bajaría el salario, porque se eliminarían los ítems que la burocracia sindical negoció por afuera del básico y no se cobrarían horas extras. Este problema no está planteado dentro del reclamo de la burocracia sindical K de Avila y Vidal.


 


Los pulpos petroleros están en pie de guerra contra los trabajadores. Los acusan de causar pérdidas millonarias, cuando sólo gracias a la acción obrera se reactivó la producción.


 


Las compañías bajan selectivamente la actividad aún cuando el Estado las subsidia. El periódico Inversor On Line tituló un artículo reciente: “Tras el aumento (naftas), las petroleras ganan más que en Estados Unidos”. Sipetrol acaba de adquirir a la chilena ArPetrol por 9 millones de dólares, mientras despide “por la crisis”.


 


Por su parte, YPF, que despide con argumentos idénticos, le dará a Pampa Energía un préstamo garantizado para la adquisición de áreas que eran de Petrobras.


 


La huelga petrolera debe triunfar contra la rapiña de las compañías. Por la prohibición de despidos y la reincorporación de todos los cesanteados, repartiendo las horas de trabajo sin afectar salarios. Por un aumento del 40% ya en el básico, la anulación del impuesto al salario, y la apertura de las cuentas de las empresas.