Políticas

19/1/2006|931

Por la destitución de Ibarra, por el desmantelamiento del Estado de Cromañón


A pocas horas del comienzo del juicio de la Legislatura, Aníbal Ibarra se lanzó a una abierta agitación política en favor de su restitución. El “suspendido” asiste a cuanto acto público —nacional o de la Ciudad— se realice en la Capital. Los familiares y amigos de Cromañón han enfrentado esta provocación con escraches y denuncias. Como parte de su campaña, Ibarra ha salido a recabar el apoyo de Binner y de Juez; el “socialista” calificó a la eventual destitución de Ibarra como una “barbaridad”. De todos modos, el principal sostén político de Ibarra continúa en la Casa Rosada: “dialoga seguido con Néstor Kirchner y está en contacto fluido con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández” (Ambito, 5/1).


 


El interinato de Telerman


 


En ese cuadro, el “interino” Telerman ha comenzado a “delimitarse” de Ibarra. La intervención al Hospital Moyano (destituyendo a un elemento ibarrista), la postergación del aumento de tarifas en los parquímetros y de la millonaria licitación del mobiliario urbano “fueron vistas como gestos de desautorización al ibarrismo” (La Nación, 10/1). La división entre Telerman e Ibarra traduce, principalmente, una crisis política al interior del kirchnerismo. Frente a la alianza entre Ibarra, Alberto Fernández y el PJ porteño, Telerman se ha alineado con los “patagónicos” De Vido y Zanini que “involucran negocios multimillonarios con intereses políticos y económicos en juego” (La Nación, ídem). Telerman ha iniciado negociaciones con el Banco Mundial y De Vido en torno de un “nuevo sistema de tránsito”, que podría reflotar los proyectos de (carísimas) playas subterráneas en el microcentro. Pero la decisión más relevante del interinato Telerman ha sido la restitución del Bauen a favor de sus vaciadores. El “interino” se propone gobernar con Kirchner y también con Macri.


 


Un mes intenso


 


Aunque Telerman pretenda mostrarse como “garante” de la gobernabilidad de la Ciudad, su interinato “no convence”. Salvar a Ibarra sería incluso una forma de postergar divisiones hasta 2007 (Clarín, 2/1).


 


El inicio del juicio, este martes 17, plantea también el inicio de una gran agitación popular por la destitución de Ibarra y por el desmantelamiento del Estado de Cromañón, que se prolonga en los Telerman y sus “interinos”.