Políticas

18/12/2008|1068

Por la Revolución Socialista

Extractos del discurso de Altamira en el Pic-nic (14/12/08)

Exclusivo de Internet

(…) Quiero saludar especialmente dos luchas, que en estos días deben merecer de nuestra parte toda la solidaridad. Una es la ocupación de la fábrica Indugraf, ocupada porque están intentando vaciarla; y la otra es la lucha de los trabajadores del subte, de Metrovías, en defensa del Cuerpo de Delegados, de su organización, contra la patronal de Roggio, contra el Ministerio de Trabajo del gobierno nacional y popular de los Kirchner, y contra la patota de la UTA. Para nosotros el subte no es sólo un medio de transporte bajo tierra del que nos valemos en muchas oportunidades para ir de un lugar a otro de la ciudad, sino que para nosotros el subte es la columna vertebral, el corazón del esfuerzo del movimiento obrero argentino por renovarse, por echar a la burocracia sindical, y por tener al fin, una nueva perspectiva de organización (…)

(…) El ataque al subte no es simplemente el ataque cotidiano, regular entre comillas de los explotadores contra los explotados, en el afán de aumentar la explotación de los trabajadores, en el afán de aumentar la supremacía de la patronal. Para nosotros, el ataque contra los trabajadores del subte tiene un carácter histórico, general, como ocurrió hace 40 años con el Sitrac-Sitram, y luego con el Smata de Córdoba y con las organizaciones clasistas de Villa Constitución en la década del ‘70: quieren quebrar lo que es la espina dorsal de la futura revolución proletaria de Argentina; a los activistas conscientes, a las organizaciones independientes, a los partidarios de la lucha de clases y la democracia sindical, a los que son la oveja negra para el imperialismo y para los explotadores. El deber número uno de todo el Partido Obrero, desde ya mismo, es la defensa a ultranza con todos los recursos, del Cuerpo de Delegados del subterráneo de Buenos Aires, y la defensa a ultranza de sus 2.500 trabajadores (…)

(…) Lo del subte es extremadamente instructivo por muchas razones. Porque cuando el gobierno se jacta de que le metió la mano a los bancos y nacionalizó las AFJP; de que manda comisarios a donde operan las bolsas de dinero que buscan una mayor devaluación del peso; de que eliminó la tablita de Machinea; que se jacta de ser nacional y popular; cuando un gobierno con estas pretensiones dice: tenemos que vigilar las expresiones clasistas, independientes del gobierno. Tenemos que meter en el subte a la patota de la UTA. Tenemos que defender a la burocracia sindical. Tenemos que intervenir, como ya lo han hecho, el sindicato de los trabajadores lecheros de Rosario, porque es un sindicato independiente de la burocracia sindical; ¿no está demostrando con esto mismo que es incapaz de luchar contra el capitalismo mundial? Porque si no se apoya en el movimiento obrero que lucha, ¿en quién se puede apoyar para enfrentar la crisis capitalista mundial? Para luchar contra el mundo capitalista en bancarrota; para luchar contra el saqueo por parte de los bancos; ¿van a recurrir acaso a la patota de la UTA, cuyo secretario general tuvo que renunciar porque se había convertido en un importante terrateniente de la provincia de Buenos Aires? ¿Con Hugo Moyano, que tiene más caballos de carrera que auténticos activistas? No, la burocracia sindical va a defender los intereses de los banqueros, como Zanola, que acaba de levantar un paro del gremio bancario a pesar de que han habido dos mil despedidos. Como José Rodríguez, que acepta las suspensiones de los trabajadores de la industria automotriz, con salarios que van a ser el 70% del salario básico, el 40% del salario de bolsillo, para beneficiar a las patronales automotrices. Con esta gente, que está al servicio del imperialismo y del capitalismo, no se puede combatir el saqueo del país ni se puede combatir al capitalismo en bancarrota. Estos gobiernos nacionales y populares tienen por sobre todo un contenido capitalista, saben que su enemigo fundamental es el Cuerpo de Delegados del subte, los compañeros que ocupan Indugraf, los compañeros de Atilra de Rosario, los compañeros que luchan contra los despidos en la General Motors de Rosario, los compañeros que se movilizan en Gestamp, que se movilizan en Fate, que se movilizan en Renault, que se movilizan en Fiat. Tenemos que parar este ataque a los trabajadores. La huelga de los trabajadores del subte no es una interna gremial, sino que es la defensa de la democracia sindical, de la organización obrera, de la democracia política del país y de las perspectivas de los trabajadores en su lucha contra los capitalistas en medio de esta bancarrota mundial (…)

(…) Compañeras y compañeros, el año 2009, el año que viene, ya está jugado, es el año en que la bancarrota capitalista mundial va a llegar a su apogeo, y de la misma manera la revuelta de los pueblos. Por eso decimos aquí, no sólo a los trabajadores, sino las organizaciones hermanas de izquierda y de la Cuarta Internacional de Grecia: estamos con ustedes en este movimiento popular contra el régimen capitalista de Grecia.

Hace dos años los barrios del conurbano de París se levantaban contra la miseria del capitalismo francés y la juventud protagonizaba tremendos combates contra la policía por la misma razón que lo hace la juventud de Grecia, por el asesinato, gatillo fácil de por medio, de los jóvenes de las barriadas francesas. Pero hace dos años ni una sola organización en Francia proclamó su apoyo a la revuelta de la juventud. No fue como en Argentina, donde el Partido Obrero, cuando los desocupados salieron con todo al combate, se sumó a los desocupados, organizó a los desocupados, formó el Polo Obrero, contribuyó a organizar la Asamblea Nacional Piquetera y a transformar al movimiento piquetero en una fuerza nacional. No. Para ellos, un revoltoso de la juventud es un marginal, el chivo expiatorio de la clase capitalista, que los encierra en barrios sin porvenir, sin alegría, sin pan; no merece ser apoyado en su revuelta, que ni merece ser orientada hacia objetivos más amplios. En lugar de buscar la forma de canalizar en forma revolucionaria a la violencia que inicialmente se presenta en una forma relativamente ciega, pero no por ello menos justa, la condenan a igual título que los paniagudos del capital. Defienden el orden, las instituciones. La revolución la aceptan si se presenta ‘en su medida y armoniosamente’. Dos años después de Francia se levanta la juventud de Grecia, también por el gatillo fácil, pero esta vez arrastra en ese levantamiento a las centrales obreras, a los sindicatos, a los centros de estudiantes y a los partidos políticos. En Europa, en dos años, la revuelta popular ha hecho un avance gigantesco y se ha transformado en un movimiento político contra la clase capitalista y contra su Estado. Eso es lo que ve el Partido Obrero, y eso lo que el Partido Obrero le dice a nuestra juventud y a nuestros trabajadores. Y cuando el Partido Obrero le señala esto a nuestra juventud y a nuestros trabajadores, les recuerda también que si se toman el trabajo de mirar los diarios de esta semana, Clarín y otros, verán que en los titulares o en las paginas interiores se señala el “temor en Europa por la rebelión general de la juventud de los trabajadores”, temor en Italia, temor en Alemania, temor en España (…)

(…) Estamos hablando de la lucha en carne viva y no de esquemas doctrinarios, para nosotros la bancarrota del capital no es una figura teórica. Es la expresión de la disolución de las relaciones sociales montadas por el régimen capitalista. Es la expresión de su agotamiento histórico. Es la expresión del estallido de las contradicciones insuperables del capital que se fueron acumulando a lo largo de un período. Si la explotación cotidiana fuerza a los trabajadores a una lucha de resistencia, que les abre el camino a la organización y a la conciencia de clase, la crisis de este régimen de explotación nos coloca en otro plano: en la confesión práctica de este régimen de que las fuerzas productivas que se han desenvuelto bajo su sistema han escapado a su control y que el conjunto del orden social que tiene por referencia a la explotación capitalista se pone en cuestión. Para los socialistas es un momento excepcional – históricamente, en el tiempo y en espacio. El tiempo se comprime y acelera y el espacio mundial se unifica. Es necesario que comprendamos el carácter revolucionario singular de la crisis capitalista, de la bancarrota de las relaciones sociales existentes. (…)

(…) Las tres empresas automotrices más grandes del mundo: General Motors, Chrysler, Ford, se encuentran en bancarrota, y el Estado más grande del mundo no sabe qué hacer para rescatarlas. No sabe qué hacer para rescatarlas porque estos tres grandes monopolios automotrices no tienen viabilidad, porque han producido demasiados automóviles para la capacidad adquisitiva de los pueblos. La discusión que tienen entre ellos es quién va a sobrevivir, y mientras tanto se pelean entre ellos porque si sobrevive uno se cae el otro. En la metrópoli capitalista se están cayendo las empresas que eran ejemplares para el sistema. Se solía decir “lo que es bueno para General Motors es bueno para los Estados Unidos”. Pero si esta frase ha perdido su verdad, porque si sigue siendo verdadera Estados Unidos está en la lona, porque General Motors no existe más. Si el banco central norteamericano y el Tesoro norteamericano no ponen la plata, General Motors no descorcha sidra el 24 de diciembre próximo.

Naturalmente que ahora viene un rescate. Pero en el rescate figura reducir los salarios desde 77 a 22 dólares la hora. Se plantea una caída drástica en las remuneraciones de los trabajadores, aunque en realidad la mitad de los trabajadores de la General Motors ya ganan 22 dólares. Aún así la General Motors no se salva, para eso es necesario que sus acreedores acepten descuentos en el pago de sus deudas. Y tampoco así no se salva, porque para eso es necesario que en lugar de la General Motors, de Ford y de Chrysler, haya una sola empresa, porque en Estados Unidos y en el mundo no hay lugar para esas tres empresas capitalistas norteamericanas. Pero si se juntan las tres: ¿quién la manda? Como todavía no han definido la cuestión de la propiedad del nuevo monopolio, se siguen peleando brutalmente. El plan de rescate ya ha sido rechazado por el Congreso norteamericano. Pero si todo esto no se define queda cuestionada la penetración del capital industrial norteamericano en el principal mercado potencial del mundo, en China. Estamos ante una crisis mundial por cualquier lado que se la mire. Por este motivo el salvataje lo va a tener que arbitrar directamente Obama, que, como Kirchner, va a tener que gobernar con decretos de necesidad y urgencia, porque no puede hacer pasar en el Congreso sus propias leyes. ¿No es esto una crisis política? (…)

(…) Estamos hablando de los pilares del capitalismo mundial. ¿Cuál es el pilar del capitalismo italiano? La Fiat. Su propio presidente ha declarado que la Fiat no tiene condiciones de sobrevivir, y está pidiendo integrarse a otro monopolio internacional, lo cual va a significar despidos en masa, reducciones salariales, cierre de autopartistas. Esta es la culminación de toda una serie de crisis capitalistas, que fueron subiendo de tono, de alcance y de profundidad en el último tiempo (…)

(…) Naturalmente que, en Argentina, tenemos a una serie de políticos y economistas que no sólo son cipayos sino, que lo más grave, son provincianos. Y entonces dicen: “¿Qué tenemos que ver con esta crisis?, esta crisis viene de afuera”. Bueno, ¡que ‘cierren la ventana’! Argentina, Brasil, Chile, son países periféricos, no se pueden dar el lujo de tener crisis propias. Todas las crisis, desde la primera que registra la historia argentina, en 1824, todas ‘vinieron’ de afuera. Esta crisis viene de afuera y del centro de la economía capitalista, de los Estados Unidos, como ocurrió con la crisis del 30, la crisis del 87, la llamada “crisis asiática” del año ‘97, la que en definitiva disparó el derrumbe de la convertibilidad en Argentina, una crisis que también ‘vino’ de afuera. El punto es que, en una economía mundial, son crisis capitalistas, que abarcan a todos los territorios. No existen las crisis “de afuera” y “de adentro”; si no, cuando la soja estaba con el precio alto, ¿por qué no decían que el bienestar “viene de afuera”? Todo viene de afuera porque la Argentina es un país periférico, que ha ido a marchas forzadas por la historia bajo la presión del capital mundial. Las crisis toman un aspecto diferente en cada país, pero la crisis capitalista como tal no es peculiar a alguno de ellos, sino que es la crisis del sistema capitalista mundial, y esta crisis no tiene salidas nacionales ni puede tener un salida progresista, popular, sin la toma del poder por parte de la clase trabajadora (…)

No nos tenemos que dejar distraer con chamuyos sobre importaciones y exportaciones, una medida o esta otra medida, planes para autos o para electrodomésticos, porque estamos frente a una crisis de conjunto del capital, y en esta medida se plantea un cuestionamiento del sistema capitalista. Nosotros que somos socialistas, nos damos como estrategia, en esta bancarrota capitalista, la de luchar por ponerle fin al capitalismo. Esta es la posición del Partido Obrero, dicha con todas las letras (…)

(…) El otro día se produjo un debate en la Cámara de Diputados. Lamentablemente en un horario absurdo, porque los principales discursos se pronunciaron entre las dos y las tres de la mañana. Es un acto de desinformación brutal que los diarios no hayan dedicado espacio a este debate. Porque en este debate, el señor Aguad, de la Unión Cívica Radical, dijo que la Argentina estaba en el horno, que la Argentina no tiene salida, y que el Estado argentino no tiene ninguna posibilidad de darle una salida a la crisis argentina. Así nomás. Espero que algún adversario nuestro de la izquierda reconozca que el catastrofismo se está haciendo popular y que Aguad se ha convertido en un catastrofista, aunque mucho después que nosotros. Aguad dijo que Argentina tiene una deuda externa que no se puede pagar, que el Estado nacional no tiene los recursos para salvar al capitalismo argentino de la bancarrota. Y entonces dijo con toda claridad que los únicos que pueden rescatar a Argentina son los capitalistas que tienen la plata, y los que tienen plata en Argentina son los sojeros y los acreedores internacionales. En consecuencia, que había que devaluar para que los sojeros pongan plata y, aunque no lo mentó, con el Fondo Monetario Internacional. Pero que nosotros como país, nosotros como Estado, estamos terminados. Y aventuró más. El derrumbe se produce en enero y febrero. ¿Ustedes leyeron eso en los diarios? No.

Pero esta es la política de Carrió, la política de la mesa de enlace, de Solá, etc. Pero después de Aguad habló Agustín Rossi, y le contestó por el lado del oficialismo, diciéndole lo siguiente: el que está en el horno es el capitalismo mundial. No tenemos la menor posibilidad de que nos den un mango, y dentro de la Argentina, los que están en el horno son los capitalistas, de los cuales tampoco podemos esperar que nos den un mango. Cuando uno ha juntado los dos discursos, a esta altura llegamos a la siguiente conclusión: la burguesía recontra-sabe que la Argentina kirchnerista está liquidada, la Argentina capitalista está liquidada; que el intento de Aguad de que venga guita del FMI y de los sojeros está liquidado, y que el intento de Agustín Rossi para hacer capitalismo con los recursos del Estado argentino en cesación de pagos está liquidado. Voilà (…)

(…) La situación es límite. Ilustra, en este final de año, en esta tarde de Pic-nic, la impasse histórica del capitalismo, y la necesidad de que le expliquemos esto a los trabajadores, al mismo tiempo que armamos un programa de defensa de los derechos elementales de los trabajadores, contra los despidos, contra la baja de salarios, contra las suspensiones, contra los adelantamientos de vacaciones, contra el levantamiento de paritarias. Mientras desarrollamos esta lucha defensiva cotidiana, explicarle a los trabajadores que chocamos con una bancarrota capitalista mundial que requiere una salida de conjunto, que los trabajadores tenemos que vislumbrar el desarrollo de una alternativa al régimen capitalista. De lo contrario, esta crisis arrastrará y golpeará implacablemente durante varios años a los trabajadores y la conclusión será un rebajamiento, una reducción de las condiciones de vida, de salud, de educación, las condiciones de la niñez, las condiciones de la civilización en la que nos encontramos, que se encuentran profundamente deterioradas (…)

(…) Dimos el ejemplo de General Motors, del Congreso norteamericano, de Bush, que le exigen al sindicato de la industria automotriz norteamericana que firme ya la reducción de todos los salarios de 77 a 22 dólares y la liquidación de su sistema previsional y de salud. Pero al mismo tiempo se ha abierto un debate, todavía más interesante. Los gobiernos hacen planes de obras públicas. Mañana, la presidenta Kirchner va a formular un plan de obras públicas por 41 mil millones; cuando Obama asuma, el 20 de enero, va a formular un programa de obras públicas de 250 mil millones; ayer, la Unión Europea aprobó un programa de obras públicas de 200 mil millones de dólares. Pues bien, ¿saben qué están discutiendo? ¿En qué condiciones debemos contratar a los obreros para las obras públicas destinadas reactivar la economía? ¿Por tiempo indefinido con el convenio laboral, o los contratamos como contratistas, o con trabajo precario y flexible? Dicen que quieren reactivar la economía (y por supuesto que no lo van a lograr con 250 mil millones de dólares en una economía que ha perdido valores en Bolsa por 30 billones de dólares, que ha perdido quince veces lo que éstos quieren remover), pero lo quieren hacer con todo el mundo bajo contrato definido, despidos sin indemnización, abolición de los convenios laborales. Esto, compañeros, esto hay que estudiarlo. El capitalista es un capitalista no sólo en la desgracia, sino en especial en la desgracia: los planes de obras públicas para reactivar tienen que servir para acentuar la explotación social de los trabajadores y para avanzar en la completa remoción de la protección laboral.

En la prensa italiana de hoy, el editorial es un desafío a los sindicatos italianos. El desafío es: ‘Sindicatos italianos, dirigentes de los sindicatos italianos, ¿ustedes quieren reactivar la economía, quieren empleos? Lo de ustedes es muy constructivo, lo valoramos, se nota que no son extremistas, que no quieren terminar con el capitalismo, bueno, pero falta un detalle: lo que no han dicho ustedes es si este plan de empleos lo quieren bajo el régimen de convenios colectivos o con el trabajo precario. Es necesario que sea con trabajo precario, porque de lo contrario el plan de obras públicas no va a servir para reactivar, ya que va a bajar la productividad media y la rentabilidad capitalista promedio, y en este caso no va a servir para aumentar las inversiones capitalistas, y si no sirve para aumentar las inversiones capitalistas no va a haber reactivación. Si quieren reactivación: agachen el lomo todos los obreros, todos los trabajadores, todos los campesinos. Y una parte de la izquierda, que mira a esta crisis como si fuera una tormenta de verano y que dice que cada vez que llovió, paró, saluda los planes de reactivación capitalista y se felicita porque retornamos a Keynes.

Nosotros, compañeros, en 2009, tenemos que sacarnos de encima toda esta mediocridad, que dice que “no hay fin del capitalismo sino capitalismo sin fin”, y que ciertamente reduce la capacidad creativa promedio de la humanidad. Estos izquierdistas están más aterrorizados que los capitalistas, porque piensan que van a perder las posiciones prebendarias que han arrebatado en el Estado capitalista, y entonces se transforman en los ideólogos de los intereses capitalistas. El Partido Obrero concentra sus energías de 2009 en una lucha política integral contra el régimen capitalista para que la crisis la paguen ellos, es decir con un plan de la organización de la sociedad sobre bases socialistas y por un gobierno de los trabajadores. Vamos a empujar permanentemente en esa dirección. Esa va a ser nuestra actividad de propaganda, esa va a ser nuestra actividad de agitación, pacientemente. Con todo el cuidado del caso vamos a seguir a nuestros compañeros en todo lo que haya que hacer para que arriben a esta comprensión. Debe ser un trabajo sistemático, que se apoya en una convicción estratégica, por eso una acción política socialista que se ligue a la experiencia de los trabajadores con la crisis servirá para que desarrollen la conclusión de que es necesario luchar por la revolución socialista.