El día internacional de la clase obrera, dentro de dos semanas, encuentra a los trabajadores empeñados en numerosas luchas.

 

Antes que nada, en una lucha por un salario que cubra el costo de la canasta familiar y no la de la pobreza o la miseria.

 

Por la duplicación del monto de los planes sociales y su extensión a todos los desocupados sin discriminación.

 

Por la victoria, por sobre todas las cosas, de la huelga indefinida de los maestros de Salta —una huelga contra la miseria social, en defensa de la educación pública, contra el 'ajuste' de los salarios públicos, que va al pago de los banqueros y del FMI.

 

Por una victoria que depende de la movilización popular, ante la traición y la indiferencia de las burocracias sindicales, en primer lugar la de la Ctera.

 

Una lucha contra los tarifazos y aumentos de precios de la 'burguesía nacional' (y extranjera, claro) que Kirchner pretende 'reconstruir'.

 

Una lucha por romper con el FMI.

 

Una lucha contra las masacres de Cromañón, el agua contaminada de Ezeiza, las napas contaminadas de Aguas Argentinas.

 

Una lucha contra el gatillo fácil de las bonaerenses de los Duhalde y los Solá.

 

Por un 1º de Mayo que sirva para impulsar la unidad política independiente de los explotados de Argentina.